Economía

Ahora o nunca: Reino Unido se dirige a la semana clave para decidir qué quiere hacer con el Brexit

  • Los proeuropeos plantean una votación libre y secreta sobre alternativas
  • Podrían escoger entre anular el Brexit y todo tipo de salidas 'blandas'
  • Los aliados de legislatura de May rompen los puentes con duras críticas
Theresa May, tras la reunión del Consejo Europeo. Foto: Reuters.

Una idea se está extendiendo por Westminster: ahora o nunca. El Consejo Europeo del pasado jueves dio al Reino Unido dos semanas más de plazo para decidir qué hacer con el Brexit. Y los diputados que no quieren verse empujados a una salida caótica quieren utilizar esos días de margen para arrebatarle por fin el control sobre el proceso a la primera ministra, Theresa May, y poder descubrir por fin qué es lo que quiere la mayoría del Parlamento. Todo ello mientras sigue sobrevolando la posibilidad de una dimisión o una moción de censura.

El plan que se votará este próximo lunes es el mismo que ya fracasó por apenas dos votos de margen el pasado jueves 14: quitar al Gobierno el poder de controlar el orden del día del Parlamento, y que sea la 'mayoría europeísta', con diputados de casi todos los partidos, la que decida qué votar.

El objetivo de esta estrategia es organizar una serie de "votos indicativos" con un sistema absolutamente radical para Westminster. En vez de ir a firmar a una mesa de "síes" y otra de "noes", en pasillos separados, los diputados tendrían una papeleta individual. En ella votarían de forma secreta -y sin presiones de sus partidos- a una serie de alternativas posibles, para conocer cuál (o cuáles) tendrían mayoría.

En un intento de frenar esa estrategia, el subsecretario de Estado para el Brexit, Kwasi Kwarteng, prometió esta mañana en un debate de emergencia que el Gobierno se plantearía hacer una votación de ese tipo, y sugirió una serie de posibilidades para escoger: el acuerdo de May, anular el Brexit, un segundo referéndum, una unión aduanera, el 'plan Noruega', un acuerdo comercial mínimo que deje a Irlanda del Norte separada del resto del país o una salida sin acuerdo.

Pero el principal problema al que se enfrenta May es que nadie se fía ya de ella. Su figura, ya dañada desde hace meses, ha terminado por achicharrarse tras su actuación del pasado miércoles. Sus respuestas en la sesión de control, en las que se negó a realizar una votación libre como la que se plantea, y su discurso televisado, en el que culpó de todos sus problemas a los diputados, han hundido su imagen. Cada día se suceden comentarios de parlamentarios de su partido -e incluso de ministros- a los medios, dándola por amortizada y tachándola de "chiflada" o "incapaz".

May, en la cuerda floja

Más significativo aún fue el mensaje de su aliado de legislatura, el partido unionista norirlandés DUP. En un mensaje durísimo, su líder en Westminster, Nigel Dodds, acusó a May de "capitular ante la UE", protagonizar "un fracaso inexcusable y decepcionante", "aceptar un acuerdo inferior" y provocar "una debacle" en Westminster. A estas alturas, nadie es capaz de adivinar si la primera ministra podría sobrevivir a una moción de censura, especialmente si sufre alguna derrota más en el Parlamento.

Así, la votación del lunes será un momento clave para saber si finalmente los diputados desautorizan a la primera ministra y le quitan los controles del Brexit o si, de forma milagrosa, sobrevive para seguir insistiendo en su estrategia. Si esta enmienda fracasa de nuevo, entonces los siguentes pasos quedarán en manos de May, que podría aceptar los votos indicativos -ya solo dependería de ella- o limitarse a plantear una dicotomía entre su plan y una salida sin acuerdo.

Por lo pronto, este sábado se celebrarán manifestaciones multitudinarias en Londres y otras ciudades, como Edimburgo, para pedir un segundo referéndum. Y mientras, la petición para que el Parlamento debata la cancelación del Brexit ya ha superado los 3,3 millones de formas, en apenas dos días. Los proeuropeos han decidido lanzarse a presionar en el momento clave.

"Un ejemplo"

Aunque sea lo que sea que decidan, deberán hacerlo pronto. En la rueda de prensa posterior al Consejo, el presidente francés, Emmanuel Macron, insistió en que el Parlamento deberá escoger qué vía quiere tomar antes de finales de marzo. La idea, según confirmó la canciller alemana, Angela Merkel, convocar otro encuentro de líderes europeos para debatir los siguientes pasos, que pueden incluir otra prórroga más larga o prepararse para una salida caótica.

Finalmente, Macron fue el encargado de resumir la situación actual: "Esto no es ya una negociación política, es una lección para todos. Un rechazo a la UE sin un plan alternativo solo puede llevar a la parálisis". Un mensaje a los euroescépticos de todo el continente, de cara a las elecciones europeas de mayo.

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