
La última década en el mundo del ciclismo ha estado dominada por un equipo, el Sky. Cogiendo el relevo del famoso US Postal de comienzos de siglo, la escuadra británica (de la mano de Chris Froome, Bradley Wiggins y Geraint Thomas) ha ganado seis de los siete últimos Tour de Francia, un Giro de Italia y una Vuelta a España bajo la propiedad del grupo de Rupert Murdoch. Hasta el 1 de mayo, cuando empiece una nueva era, la que convierte a Jim Ratcliffe en su nuevo dueño.
Cuando las bicicletas echen a rodar en el Tour de Yorkshire, la petroquímica Ineos será el nuevo nombre del gigante del pelotón internacional. Y Ratcliffe, el hombre británico más rico del mundo, será en la práctica el dueño del equipo ciclista más rico del mundo. Otra cúspide para un empresario que asiste a esta 'conquista' en mitad de las duras negociaciones por un Brexit del que fue ferviente partidario en su versión más dura y después de dejar Reino Unido rumbo a Mónaco, lugar amable en materia tributaria.
No debe ser un asunto baladí para una persona que llegó a presionar al Gobierno de Gordon Brown trasladando su ingente conglomerado a Suiza en 2010 como protesta por la política fiscal de los laboristas. Volvió seis años después, ya con Theresa May al mando y con el plan de salida de la Unión Europea en marcha, aludiendo al "nuevo clima de negocios".
Era un paso clave para una empresa que comenzó su camino lejos de Reino Unido, en Amberes. Allí fue donde el ingeniero químico fundó Ineos, en 1998. Dos décadas después, es un absoluto gigante: emplea a 19.000 personas en todo el mundo y tiene una facturación de casi 53.000 millones de euros, datos que la convierten en una de las empresas más importantes del país y a Ratcliffe en el hombre más rico de Reino Unido, con una fortuna que Forbes tasa en 15.000 millones de euros pero que los medios nacionales elevan a más de 23.000 millones.
La constatación de una victoria y la forja de un nuevo modelo de 'self-made man'. Porque Ratcliffe, que vivió hasta los 10 años en una vivienda de protección oficial, es ahora un billonario.
Ratcliffe acumula ya varias incursiones en el deporte: Copa América, un equipo suizo de fútbol, un intento de compra del Chelsea...y ahora el ciclismo
Si bien el sector que le ha llevado a ello ha sido el petroquímico, Ratcliffe se ha dejado llevar por dos de sus pasiones declaradas: Reino Unido y el deporte. Incluso ha llegado a 'fundir' las dos. Empeñado en mantener el papel primordial del territorio británico (algo que le generó muchísimas críticas cuando decidió mover su residencia a Mónaco en un gesto que se le tachó como hipócrita), ha invertido más de 120 millones de euros para bautizar el equipo de Copa América de vela y con el objetivo de conseguir en 2021 la primera victoria británica de la historia.
En su intención de elevar el protagonismo de Reino Unido en todos los ámbitos, Ratcliffe anda inmerso en otro proyecto: sin la licencia de Land Rover, pretende diseñar y producir por su cuenta el mítido modelo 'Defender' que la marca sacó de su cadena de producción en 2018.
La hiperactividad de Ratcliffe también ha tenido cabida en el fútbol. A finales de 2017 compró el Lausanne, equipo de la primera división suiza, una señal de compromiso con el país que acogió a su empresa durante seis años. En Reino Unido, intentó acometer la compra del Chelsea hace unos meses, pero su oferta de 2.300 millones de euros no fue aceptada por Roman Abramovich.
Intentará un dominio británico de la vela, devolver a la realidad a un símbolo del país como es uno de sus coches más emblemáticos, quiso embarcarse en la aventura de dirigir a uno de los equipos de fútbol más importantes del territorio...y ha comprado el imperio ciclista más poderoso de la última década. En su cosmovisión nacionalista, Ratcliffe se ha esmerado. A pesar de vivir a casi 1.500 kilómetros, canal de La Mancha mediante, de Londres.