Economía

¿Por qué la economía de España está resistiendo el 'golpe' mucho mejor que la Eurozona?

  • La demanda doméstica ha permitido a España esquivar el temporal...
  • ... pero el consumo interno no puede 'tirar' de la economía eternamente
  • Una Eurozona fuerte es vital para que España crezca de forma sostenible
Foto de Dreamstime

La actividad económica desfallece en la Eurozona afectando casi a todos los países que la componen. Sin embargo, España se encuentra entre las economías que están mostrando mayor resistencia con una leve ralentización del crecimiento económico y de sus previsiones, algo que contrasta que la fuerte caída que ha experimentado la tasa de crecimiento del PIB en la Eurozona y los drásticos recortes de previsiones por parte de todas las instituciones. El buen comportamiento de la demanda interna y el menor peso relativo de las exportaciones están librando a España (por ahora) de sufrir un parón similar al de zona euro.

El menor crecimiento global, el estancamiento del comercio internacional, la desaceleración de China... han llevado a la Eurozona a crecer a su menor ritmo desde 2013. En el cuarto trimestre de 2018, el PIB avanzó tan sólo un 1,1% en términos interanuales, cuando en 2017 lo estaba haciendo al 2,7%. Este parón contrasta con la economía de España, que avanzó un 2,4%, más del doble que el resto de la zona euro.

¿Qué está haciendo que el PIB de España crezca el doble que el de la Eurozona? La descomposición de los elementos que conforman el crecimiento de la producción son muy esclarecedores. En ese último trimestre de 2018, de los 1,1 puntos porcentuales que creció la Eurozona 0,54 fueron del consumo privado, 0,25 del consumo público o del gobierno, 0,57 formación bruta de capital fijo (inversión) y -0,28 del comercio exterior. En el caso de España el consumo privado final contribuyó en 1,23 puntos, el consumo público 0,55 puntos, la inversión 0,95 y el comercio exterior restó -0,35 puntos porcentuales.

Raymond Torres, director de coyuntura y economía internacional de Funcas, explica en declaraciones a elEconomista que los datos anteriores muestran que "la demanda interna tiene su propia dinámica de crecimiento en España. El bucle entre creación de empleo y consumo es una de las explicaciones".

El consumo de los hogares tiene un peso en el PIB español que supera el 55% y su evolución en los últimos trimestres presenta un crecimiento interanual que supera en todo caso el 2%. No se puede decir lo mismo de Francia o Alemania, donde el gasto de los hogares está creciendo por debajo del 1% desde el segundo trimestre de 2018.

Por otro lado, la formación bruta de capital fijo (inversión) crece también más deprisa en España (3,9%) que en el resto de la Eurozona (2,6%), y también que en Alemania (3%), Francia (2,6%) e Italia (1%). "La inversión, tanto interna como del extranjero, se está viendo atraída por buenas perspectivas de beneficios empresariales", explica Torres.

No obstante, una parte nada despreciable de este incremento se debe a la inversión en vivienda y construcción, que en España también tiene un peso relativo superior respecto a la Eurozona. Este tipo de inversión suma al PIB, pero no sirve para generar más bienes y servicios que se pueden vender fuera (exportar casas de ladrillo es casi imposible). Como destacaban José E. Boscá, Rafael Doménech, Javier Ferri y Camilo Ulloa la semana pasada en un documento publicado por Fedea, "dentro de los factores de demanda agregada, los factores relacionados con la demanda de bienes de consumo y vivienda del sector privado han aumentado su contribución, aportando más de dos puntos en 2018 al crecimiento del PIB... también gana peso el consumo público y la inversión pública".

El crecimiento de España en los últimos año ha sido sostenible y sano. La estructura del PIB se encuentra a camino entre la de Alemania (mucho ahorro) y EEUU (mucho consumo), lo que deja a España en un equilibrio beneficioso. 

"Lo importante es que la inversión en nuestro país ha aumentado en proporción del PIB, y que esa tendencia ha ido de la mano de un superávit externo (es decir, que ahorramos algo más de lo que invertimos). Mientras que esto siga siendo así, estaremos en una situación sostenible", señala el economista de Funcas.

La desaceleración global y de la Eurozona terminará pesando a la economía de España

Al igual que ha ocurrido en la zona euro, la desaceleración del comercio internacional ha supuesto un lastre para la economía española, pero su menor peso relativo y el buen comportamiento de la demanda interna están contrarrestando, en parte, los problemas que vienen del exterior, mientras que a la Eurozona le ocurre todo lo contrario.

A pesar de que las exportaciones son cada vez más relevantes (suponen un 34% del PIB) en la economía española todavía siguen estando 10 puntos porcentuales menos que la media de la Eurozona (48,7% del PIB).

El experto de Funcas señala que "la menor apertura con respecto a la media europea reduce el impacto directo del debilitamiento externo, pero a la vez puede postergar ajustes que son necesarios. Una economía más abierta obliga a mantener el esfuerzo reformista y de contención de los desequilibrios fiscales".

Sin embargo, si la desaceleración del comercio global y de las exportaciones de la Eurozona se prolongan, esta situación terminará deteriorando la economía española. Los estrechos lazos económicos dentro de la zona euro hacen casi inevitable la propagación de la debilidad. Raymond Torres advierte de que "un deterioro prolongado del contexto externo acabaría por afectar esas dinámicas. Fundamentalmente porque aparecería un déficit externo que sería perjudicial para las expectativas de inversión. De momento se mantiene el superávit externo, aunque este se reduce poco a poco. El diferencial favorable de crecimiento durará lo que dure ese excedente externo".

La demanda interna puede seguir tirando de la economía, pero si la externa sigue parándose las importaciones de bienes y servicios terminarán rebasando a las exportaciones con creces, generando un déficit comercial y un incremento la posición deudora neta de la economía española, que ya parte de niveles elevados. Aunque España esté saliendo relativamente airosa del parón en la Eurozona, esta divergencia podría tener los meses contados.

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