Economía

Los empresarios europeos apoyan el acuerdo del Brexit pero temen que no se ejecute

  • Británicos: "Si fracasa el acuerdo, el Reino Unido saldrá perjudicado"
  • Fondos de capital riesgo: "Lo único que tenemos es incertidumbre"
  • CEOE: "El acuerdo se parece a lo que querían los empresarios europeos"
Foto: Archivo.

Los empresarios han acogido con optimismo el acuerdo alcanzando entre el Reino Unido y la UE para afrontar de forma ordenada el divorcio entre ambas partes, según explica Patricia Cirez, la responsable de Asuntos Europeos en la oficina de la CEOE en Bruselas. Un optimismo que se extiende al resto de las patronales europeas, incluyendo la CBI británica y la Ibec irlandesa que el mismo miércoles emitieron sendos comunicados mostrando su satisfacción.

Sin embargo, desde la patronal española matizan que es un optimismo con muchas matizaciones, pues no sólo la CEOE, sino el resto de los empresarios europeos, temen que Theresa May vaya a ser incapaz de sacarlo adelante en el Parlamento, lo cual implicaría volver "a la casilla de salida y sin tiempo para poder negociar, pues sólo quedan cinco meses para la salida del Reino Unido", puntualiza.

Aunque no se han disipado las incertidumbres, Cirez considera que el acuerdo, tal y como está, "se parece mucho a lo que querían las empresas europeas". Y resalta cuatro aspectos claramente positivos. El primero, garantiza la continuidad de las operaciones industriales, evitando que se quiebren las cadenas de suministros, muy fuertes teniendo en cuenta que muchas empresas afincadas en el Reino Unido son parte de grandes grupos de otros países comunitarios.

El segundo factor positivo del acuerdo es la garantía de los derechos de movilidad de los ciudadanos comunitarios, imprescindible para que se puedan mantener las operaciones al asegurar el capital humano necesario.

Periodo transitorio

El periodo transitorio establecido en el acuerdo es igualmente muy bien recibido desde la CEOE, pues permite unas relaciones comerciales ordenadas hasta que se establezca el nuevo marco de relaciones comerciales entre la UE y el Reino Unido. Y el cuarto punto que destaca la responsable de Asuntos Europeos de la CEOE en Bruselas es la aprobación de un mecanismo de solución de diferencias en la Gobernanza del acuerdo. Respecto al mantenimiento del Reino Unido en la Unión Aduanera, Cirez lo valora muy positivamente, pues implica la existencia de controles efectivos, pues los productos británicos tendrán que cumplir con la legislación comunitaria. "Ahora nos adentramos en un terreno desconocido, y son buenas las salvaguardias pues el proceso ha generado muchas desconfianzas sobre los británicos". Manteniendo la Unión Europea, se impedirá una competencia desleal de las empresas británicas gracias a una posible legislación más favorable en algunos aspectos por parte del Reino Unido.

Unos recelos que la directiva de CEOE, aclara, no los despiertan las empresas británicas, sino su administración. Por este motivo, es bueno que el acuerdo haya evitado un vacío jurídico.

Clave para las alimentarias

En la misma línea que la CEOE se pronuncia también Miguel Zurita, el presidente de Ascri, la patronal de las firmas de capital riesgo. "El principio de acuerdo alcanzado por los negociadores del Reino Unido y la de la Unión Europea, parecía una buena noticia, pero dados los últimos acontecimientos no tenemos certeza de que se vaya a aprobar", dice Zurita. Aunque, en su opinión, "casi cualquier escenario es mejor a un Brexit duro", de momento todas las alternativas, incluido la posibilidad remota de que la salida británica se paralizara, están sobre la mesa.

"Lo único que verdaderamente tenemos es incertidumbre, y esto claramente no es bueno. Ante el abanico tan amplio de escenarios muchas decisiones de inversión que afectan al Reino Unido se están retrasando. Esta incertidumbre no beneficia a nadie y de momento los que más sufren son los británicos y como muestra la caída que está experimentando la libra", dice Zurita.

Especialmente preocupados están también en la industria alimentaria, teniendo en cuenta que el Reino Unido es el cuarto destino de nuestras exportaciones, con un valor el año pasado de 1.955 millones de euros. "El Brexit es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el sector. Esperamos que el resultado final las negociaciones no altere nuestro nivel de competitividad y que en el nuevo modelo de relación comercial que se establezca no se impongan derechos aduaneros que afecten a nuestras exportaciones o legislaciones que no sean convergentes con las de la Unión Europea", aseguran en la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab).

Incertidumbres en Telefónica

Telefónica se remite a su último Informe de cuentas de 2017 para referirse a las incertidumbres relacionadas con el Brexit. Así, el grupo indica que el proceso de salida del país de la Unión Europea "supondrá un ajuste económico cualquiera que sea la nueva relación económico-comercial entre el Reino Unido y el resto de Europa en el futuro". Al mismo tiempo, la compañía que preside José María Álvarez-Pallete reseña el impacto que esta contingencia "pudiera tener sobre la inversión, la actividad económica, el empleo y la volatilidad en los mercados financieros". Así, apunta que en el Reino Unido, "la tasa de crecimiento aplicada se sitúa en torno al 1,7% mostrando una ligera desaceleración respecto a los niveles del año anterior debido al impacto negativo de la mayor inflación en el poder de compra de los británicos".

En el sector energético, tampoco falta el temor por la incertidumbre generada. El crecimiento de la eólica en este mercado es, por ejemplo, imparable e incrementará su aportación para cubrir las necesidades eléctricas de Reino Unido en los próximos años. Por tanto, según la Asociación Empresarial Eólica (AEA), "la salida de Reino Unido de la UE hay que analizarlo como un cambio de escenario que conlleva incertidumbres, pero también planteará nuevas oportunidades. En el futuro próximo, esperamos ver la capacidad de proyectar un modelo energético atractivo para las inversiones necesarias y un marco regulatorio estable, que ayude a impulsar el crecimiento de las energías renovables y, en particular, de la eólica", aseguran.

En la misma línea también, la Unión Española Fotovoltaica, advierte de que "El mercado británico es un mercado donde las empresas fotovoltaicas españolas han tenido presencia y realizado exportaciones, por lo tanto todo aquello que suponga entorpecer la exportación y la comercialización del sector, perjudica, en líneas generales. Reino Unido es el tercer país en Europa en potencia fotovoltaica acumulada, por lo que para la patronal del sector se plantean interrogantes cómo qué potencia tiene que instalar para cumplir el pacto de París, si siguen dentro, cómo afecta el Brexit a su desarrollo renovable y si el Brexit supondrá un encarecimiento de su transición energética.

Dentro del sector turístico Aena es una de las compañías que más intereses tiene en el Reino Unido y en que se mantengan las fronteras abiertas y la libertad en el tráfico de pasajeros. Los turistas británicos suponen un 17% de los viajeros que pasan por la red de aeropuertos cada año por lo que un frenazo a su capacidad de viajar afectaría de lleno a sus ingresos. Una caída que ya se está notando puesto que el número de turistas británicos que han llegado a España en los nueve primeros meses del año ha caído un 4,4%, lo que ha reducido su peso en el grueso de la red, que en 2017 alcanzó el 19%.

Así, una de las grandes amenazas sería que el Brexit hundiera la economía británica y el valor de la libra frenando la capacidad de gasto de su población. Una posible crisis que también pasaría factura al aeropuerto de Luton, donde operan las firmas de bajo coste, y del que Aena posee al 51%. "Confiamos en que alcance una solución satisfactoria para ambas parte, porque un Brexit desordenado es un escenario muy complejo, aseguró el nuevo presidente de Aena, Maurici Lucena antes de que se presentara este principios de acuerdo.

Los empresarios británicos

El optimismo de la empresa europea no se ha replicado en Reino Unido, que ha recibido la oposición parlamentaria al principio de acuerdo con miedo. Y es que, en cuanto comenzaron los tremores en el panorama político británico, todas las garantías que creían aseguradas con una propuesta que oficializa la aspiración de Reino Unido y de la Unión Europea de establecer un pacto comercial sin fricciones quedaron en suspenso.

Su visión del pacto era positiva ya desde el principio, porque contar con un documento oficial supone, al menos, acabar con la incertidumbre. Además, la confirmación de que el objetivo es priorizar las relaciones comerciales resultaba el mejor salvoconducto. Como consecuencia, el terremoto político ha provocado la agitación de todos los temores, dada la nube de dudas que impone de nuevo sobre la futura relación y, sobre todo, debido a las posibilidades que la beligerancia de Gobierno y Parlamento implican para un potencial desenlace sin acuerdo.

Por ello, la Patronal británica quiso ayer lanzar un balón de oxígeno a la primera ministra, advirtiendo a los diputados de que rechazar la propuesta sobre la mesa provocaría carencias de productos y evitaría el suministro de elementos vitales. Los empresarios del Reino Unido creen que el acuerdo representa la materialización de un "progreso duramente ganado" y se han unido para advertir de que "retroceder" en el mismo "dañaría la prosperidad del país".

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