Economía

El SEPE lo deja claro: España sigue siendo un país de camareros, peones y limpiadores

Foto: EP

El tópico de que España es un país de camareros tiene una importante base de realidad, al menos si nos atenemos al último análisis publicado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Esta fue la profesión más contratada en 2024, igual que en los ejercicios anteriores, con un 10,2% de los 15,4 millones de contratos acumulados. Le siguen los peones de la industria manufacturera, con un 6,8%; los peones agrícolas, con un 6,6%; los limpiadores, con un 5,7%; los vendedores, con un 5,2%; y los peones de logística y mozos de almacén, con un 2,3%.

Los puestos más contratados no coinciden con los que buscan los parados. De hecho, la ocupación más solicitada es la de personal de limpieza, señalada por un 10,5% de los parados registrados, seguida por el 8,9% de "dependientes de comercio"; empleados administrativos, con un 7,15%; los peones de la industria manufacturera, que anotan un 4,92%; y los camareros, con un 3,53%.

La discrepancia tiene una explicación: según el análisis del organismo dependiente del Ministerio de Trabajo, el 'retrato robot' del parado corresponde a una mujer (son el 59,51% de los desempleados), mayor de 55 años (grupo de edad que aporta el 33,1% del paro), mientras que el perfil más frecuente de contratado corresponde a un hombre (ellos se llevan el 53,1% de los contratos) de entre 25 y 34 años (esta franja de edad recibe el 26,9% de los puestos).

Pero tanto la lista de los 20 puestos más contratados como la de los más buscados por los parados tienen algo en común: todos son puestos de baja cualificación, la mayoría en actividades consideradas de 'bajo valor añadido' y que no encajan con el discurso del Gobierno de que España apuesta por la creación de empleo en sectores punteros como el tecnológico. Al menos, su peso en la oferta y demanda de mano de obra es muy reducido.

El 76% de los parados no supera la educación general obligatoria, un porcentaje que se reduce al 53% entre los contratados, algo que confirma que el nivel formativo es relevante a la hora de encontrar trabajo, pero no es determinante debido a los reducidos requisitos para acceder a los puestos que ofrecen las empresas.

De contratos y parados

La denominada Síntesis Anual del Perfil de Usuarios del SEPE es un boletín que el departamento que dirige Yolanda Díaz empezó a publicar en 2022, con la idea de ofrecer un resumen claro y estructurado de los datos mensuales que publica el organismo, con el foco, por un lado, en la evolución y las características de los parados y demandantes de empleo, pero también en los contratos que registran los servicios públicos de empleo, de los que solo una pequeña parte se traduce en la colocación de un parado.

En julio, por citar los datos más recientes, solo el 43% de los 1,9 millones de colocaciones registradas correspondió a un demandante de empleo, aunque solo un 2,3% de ese mismo total se produjo gracias a una oferta gestionada por una oficina pública de empleo. Por ello, la comparación entre los perfiles de contratados y de parados es tan relevante para entender este gap y mejorar el diseño de las políticas de empleo.

Las veinte profesiones más demandadas sumaron 8,85 millones de contratos en 2024, el 57,4% del total, aunque el grueso se concentra en las seis primeras, que suman 5,567 millones, el 37%, encabezadas por los camareros, que acumulan 1,58 millones de contratos. Se da la paradoja de que es el único oficio de esta lista grupo que crea más puestos indefinidos que temporales, con un 52,03%, aunque la mayoría son a tiempo parcial o fijos discontinuos. Sin embargo, el 31,7% de los contratos con camareros fueron eventuales que duran menos de siete días.

Esto es especialmente relevante porque explica su alto peso en el volumen de contratación: pese a la reforma laboral y el incremento de la contratación indefinida, la creación de empleo sigue dependiendo de sectores con una mayor rotación y, por lo tanto, más demanda de nuevos contratos.

En el caso de los puestos solicitados por los parados, las proporciones son similares. Las 20 ocupaciones más demandadas fueron solicitadas por el 53,3% de los parados, 1,36 millones, si bien el bien el grueso se concentra en las seis primeras, buscadas por casi un millón de personas. Algo llamativo en un momento en el que varios sectores alertan de cientos de miles de puestos por cubrir. Aquí existen dos importante variables a tener en cuenta: el género y la edad.

Mientras el 93% de las personas que solicitan un trabajo de limpiadoras son mujeres, el porcentaje se desploma al 2,7% en el caso de los peones de la construcción y al 0,6% entre los albañiles.

Por otro lado, la brecha de edad entre desempleo y contratación es notable. El 57% de los parados registrados superan los 45 años, y el 33% los 55 años. Sin embargo, solo un 27% de los contratos tiene más de 45 años y apenas un 9% superan los 55 años. Algo que contribuye a explicar el estancamiento del paro en esas franjas de edad.

Un análisis de las síntesis elaboradas sobre los datos de 2023 y 2022 arroja escasas variaciones, pese a la intensa reducción en ese tiempo tanto del paro como de la contratación. La reforma laboral ha reducido la firma de contratos, pero no ha alterado sustancialmente su distribución. Lo mismo se puede decir de los desempleados y su demanda de puestos de trabajo: menos personas buscando empleo, pero lo hacen en las mismas actividades.

Un estancamiento que puede explicar las dificultades de la economía española para reducir la tasa de desempleo a niveles previos a la crisis financiera, pese al intenso momento de crecimiento económico y creación de empleo que nuestro país aún disfruta mientras en el resto de Europa se registran síntomas de enfriamiento. Una paradoja difícil de atajar en un país en el que el de la evolución de la oferta y demanda de mano de obra quedan cada vez más alejadas.

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