
Las profesiones especializadas en las tecnologías digitales y de la comunicación (TIC), un campo que incluye a los desarrolladores y programadores de software, superaron en 2024 la barrera del millón de trabajadores en España, un 4,7% del total de la ocupación y el máximo de la serie histórica que publica Eurostat. Pero este récord, que aún queda tres décimas por debajo de la media de la UE, encierra una evolución sorprendente: el 37,4% de los ocupados tiene menos de 35 años, el dato más alto en una década y que contradice el envejecimiento general de la mano de obra en nuestro país. No solo eso: los españoles son los profesionales tecnológicos que más se han rejuvenecido en el último lustro.
Los datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) para el conjunto del pasado año revelan que el empleo tecnológico ha elevado su peso en toda la UE, pero sigue siendo relativamente reducido. El máximo se registra en Suecia, con un 8,6%, seguido de Luxemburgo (8%), Finlandia (7,8%), Estonia (7,2%), Países Bajos (7%) e Irlanda (6,3%). En el extremo opuesto se sitúan Grecia, con un 2,5%, Rumanía (2,8%), Italia (4%) y Eslovenia (4,3%).
España se sitúa en la franja baja, por debajo del 5% de la UE, un dato que contrasta con la apuesta por la digitalización que ha hecho nuestra economía en los últimos años y la demanda de trabajadores que realizan el Gobierno, las administraciones y las empresas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos profesionales tienen un impacto transversal en la actividad mucho más amplio que el de su empleo directo: desarrollan e implantan las tecnologías, pero no son los usuarios finales.
En cualquier caso, el empleo tecnológico, según las cifras de Eurostat, ha acelerado su implantación en España en los últimos años, en especial a partir de la pandemia. Las estimaciones del organismo europeo son bastante más generosas que las de la Encuesta de Población Activa (EPA) española o la Encuesta de Fuerza Laboral (LFS) europea.
Ambas métricas cifraban en 830.000 el número de ocupados en la rama de actividades de información y comunicaciones en España, un 3,8% del total, si bien la tasa de consultores tecnológicos, programadores o desarrolladores de software bajaba al 2,5%.
Los datos europeos pretenden analizar el peso de estos profesionales que trabajan en empresas de todos los sectores, con lo cual arrojan un resultado mayor. Además, se confirma un incremento sostenido desde 2017 tras años de estancamiento por debajo del 3,4%. Sin embargo, la tendencia de crecimiento no parece haberse acelerado con la pandemia ni con la irrupción de los nuevos modelos de inteligencia artificial en 2023.
Una de las particularidades del empleo tecnológico es la edad. La idea de que estos profesionales son jóvenes que dominan nuevos avances tecnológicos no se ajusta a la realidad. De hecho, las plantillas han envejecido desde los niveles de hace veinte años. En 2024, el 37,4% de los trabajadores españoles tiene menos de 35 años.
En 2004, eran el 52,7%. Hay que recordar que en esos años, la irrupción de la web 2.0 provocó un crecimiento exponencial de las empresas digitales en España, si bien esta tendencia se corrigió rápidamente y su impacto en el empleo fue moderado por el 'boom' de la construcción inmobiliaria. Aun así, tampoco fue ajeno al estallido de la crisis financiera.
Los más jóvenes en una década
La Gran Recesión provocó un incremento de la edad en el sector TIC, lo que apunta a menos contrataciones nuevas. Esto se mantuvo hasta la pandemia, cuando se registró un mínimo del 32,3% de menores de 35 años. Sin embargo, en los cuatro años transcurridos, el porcentaje volvió a subir, alcanzando niveles inéditos desde 2014.
No es el dato más alto de la Unión Europea, cuya media supera por dos décimas. Países como Lituania superan el 51% y Portugal llega al 44%, mientras Alemania se sitúa en el 38,9%. Pero sí es el país en el que más crece este porcentaje, 5,1 puntos porcentuales. Algo, además, que contradice la tendencia de envejecimienot de mano de obra en nuestro país.
Esta inversión de la tendencia supone una buena noticia para un sector que enfrenta una elevada falta de mano de obra y alta rotación de trabajadores, que no tienen demasiados problemas para encontrar empleos mejores. El dato parece responder al repunte de las mujeres: suponen el 19,6% del empleo, el porcentaje más alto desde 2011, si bien sigue lejos de los niveles de la primera década del siglo, cuando se llegó a alcanzar el 23,5%.
Un empleo al margen de la FP
Sin embargo, esta falta de mano de obra apunta a otro un desafío: el escaso peso de la formación profesional dual. Los datos de Eurostat muestran que el 84,4% de los profesionales tecnológicos son trabajadores con educación superior, récord de la serie histórica y el porcentaje más alto de la UE después de Chipre, mientras que los formados en secundaria apenas llegan al 15,6%. En la media de la UE estos porcentajes son del 67,4% y el 32,6% respectivamente, mientras que en Alemania se sitúan en el 43,8% y 56,2%.
¿Significa que nuestros profesionales están mejor preparados que los germanos? No necesariamente. Significa que la formación universitaria tiene un mayor peso en el talento TIC, lo cual no es necesariamente una buena noticia cuando hablamos de tecnologías que se actualizan a una velocidad casi exponencial. En este sentido, la FP Dual, con un importante peso en Alemania, ofrece una formación más ágil y pegada a la realidad de las empresas.
La cuestión es hasta qué punto España puede reforzar su porcentaje de empleo TIC con el actual diseño de los currículos formativos, orientados a estudios más largos y rígidos. Que la edad de los trabajadores baje es una buena señal, ya que contradice lo que ocurre en el conjunto de la economía, pero sigue muy por debajo de los niveles previos a la Gran Recesión, cuando España vivió su particular burbuja punto.com con un mayor peso de los trabajadores con formación secundaria.
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