
Las posturas irreconciliables a derecha e izquierda del PSOE frustran el intento del Gobierno de acometer una reforma fiscal suficiente como para cumplir con Bruselas. El grueso del paquete tributario naufraga y pone en entredicho la viabilidad de un proyecto de Presupuestos –el de 2025- que necesita de un consenso, que hoy no existe. Tan solo un puñado de enmiendas, convertidas en transaccionales, han logrado prosperar. Se trata de la corrección técnica sobre los cambios que el exministro Montoro acometió sobre Sociedades y el alza del alza del tipo máximo del IRPF a las rentas de capital para rendimientos de más de 300.000 euros. Por contra, y pese al intento de PSOE, la permanencia del impuesto a la banca ha sido rechazada por la Comisión de Hacienda, que ha llegado a ser pospuesta hasta en dos ocasiones. La permanencia del tributo a las energéticas queda fuera tras la presión de Junts. "No vamos a aceptar este chantaje", ha dicho Pilar Vallugera de ERC, que ha acusado a Junts de ser un lobby al servicio de Repsol.
De esta forma, los de María Jesús Montero salvan –in extremis- el texto original que propone imponer un impuesto mínimo del 15% de las multinacionales. Una trasposición de una directiva europea, que España está obligada a aprobar para evitar sanciones por parte de las autoridades comunitarias. La maniobra -no obstante- deja en evidencia el fallo de estrategia parlamentaria del Ejecutivo, que pudo haberse anotado un pequeño tanto en torno a un proyecto de ley, que -no obstante- decidió enmarañar con el paquete fiscal.
Por el camino quedan, por tanto, el impuestos a las energéticas y la banca –que si nada lo corrige- caducarán el 31 de diciembre. Decae el listado de medidas que los socios de coalición se habían propuesto impulsar, entre ellas la supresión de las exenciones fiscales a socimis y seguros sanitarios privados, también la subida proyectada para el diésel o la imposición de un IVA al 21% para las viviendas de uso turístico.
Sin paquete tributario sólido, peligra la recepción de la financiación europea pendiente. Para empezar, el fiasco de la reforma fiscal amenaza los 7.500 millones procedentes del quinto tramo de los 'Next Generation', aunque pone en riesgo -además- el cobro de otros 4.000 millones del sexto desembolso. También pone en entredicho el compromiso de cumplimiento de las reglas europeas, que Moncloa envió hace un mes a Bruselas dentro del plan fiscal estructural. El documento fiaba parte de su éxito a la aprobación de una reforma fiscal capaz de elevar la recaudación en tres décimas sobre el PIB, unos 4.500 millones de euros.
El fracaso de la reforma fiscal comenzó a gestarse hace semanas. Junts anunció su rechazo a la permanencia del impuesto a las energéticas ante el temor de que Repsol cumpliera su amenaza, y se llevara a Portugal un proyecto de 1.100 millones planteado en Tarragona. El PSOE aceptó esto, pero desvistió el apoyo del resto de grupos a su izquierda, que advirtieron de que no aceptarían un texto que no incluyera el gravamen a las eléctricas.
Ferraz intentó 'salvar' la tensión cediendo ante Sumar y comprometiéndose a añadir a la reforma un mayor asedio fiscal contra las rentas altas a través del 'castigo' a las sociedades de inversión inmobiliaria, o a la sanidad privada. El pacto de los socios de coalición, lejos de reconducir la negociación, añadió un nuevo desencuentro entre el PNV y los de Puigdemont, y ERC, Bildu o Podemos. "Repsol ha decidido, a través de sus lacayos, que no haya impuesto a las energéticas", denunció la diputada de ERC. "La propuesta está alejada de partidismo y hecha en favor de los catalanes", se ha defendido el portavoz de Junts, Josep Maria Cruset.
Llegados hasta aquí, el nuevo 'tropiezo' parlamentario del Gobierno ha debilitado -además- el frágil equilibrio que Sánchez logró componer en torno a su investidura. Tal es la brecha política abierta, que el portavoz del PNV abandonó esta mañana la prudencia política para pasar al ataque. Su portavoz, Aitor Esteban, acusó a Podemos de atrincherarse en el 'no' a la retirada del impuesto a las energéticas, por "estar tentados a forzar unos nuevos comicios". Cabe recordar, que el principal competidos electoral de los de Ione Belarra –Sumar- se encuentra especialmente debilitado, después del escándalo desatado por el 'caso Errejón'.
Al margen, al Ejecutivo no le quedan más opciones que tratar de recomponer la calma parlamentaria, y buscar las vías para rehacer un borrador de reforma fiscal de mínimos con más opciones de éxito, y que allane el camino a los Presupuestos. Sin embargo, esto demandará un tiempo con el que Moncloa no cuenta. El calendario comunitario exige a España aprobar el paquete tributario antes de final de año.