
Pese a los constantes temores de que la recesión empieza a asomar sus garras en el horizonte económico de EEUU, la economía de la primera potencia mundial creció en el segundo trimestre a un ritmo ligeramente superior al anunciado inicialmente, gracias a una revisión al alza del gasto de los consumidores que compensó con creces la menor actividad en otras categorías. Aunque estas cifras no despejarán todos los temores, vuelven a lanzar un 'salvavidas' a aquellos que confían en un aterrizaje suave de la economía (inflación en el objetivo sin grave deterioro macro) tras las agresivas subidas de tipos, como el propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.
El producto interior bruto (PIB) de EEUU creció a una tasa anualizada del 3% en el periodo entre abril y junio, por encima de la estimación anterior del 2,8%, según las nuevas cifras de la Oficina de Análisis Económico (BEA) publicadas este jueves. El principal motor de la economía -el gasto de los consumidores, que supone dos terceras partes del PIB- avanzó un 2,9% anualizado frente a la estimación previa del 2,3%. Una revisión de seis décimas que deja claro que el consumidor americano aguanta -al menos hasta ahora- prácticamente lo que le echen.
La revisión al alza del gasto de los consumidores refleja a la vez mayores avances en las compras de bienes y servicios. Los principales contribuyentes fueron los mayores desembolsos en sanidad, vivienda y servicios públicos y ocio. Al mismo tiempo, la BEA revisó a la baja el gasto empresarial, los inventarios, las exportaciones netas, la inversión residencial y el gasto público.
El otro indicador principal de la actividad económica incluido en el informe de la BEA, la renta interior bruta, una medición diferente del PIB, en este caso por el lado de las rentas, subió un 1,3% anualizado más moderado en la primera estimación del Gobierno para el periodo, igualando el aumento del primer trimestre. Mientras que el PIB mide el gasto en bienes y servicios (el lado de la demanda), la renta interior bruta mide los ingresos generados y los costes incurridos en la producción de esos mismos bienes y servicios. La media de las dos medidas de crecimiento fue del 2,1%.
En cuanto a la inflación, el indicador preferido de la Fed -el índice de precios de los gastos de consumo personal (PCE), una suerte de deflactor del consumo- aumentó a una tasa anualizada del 2,5% en el segundo trimestre, ligeramente por debajo de la proyección inicial. Excluyendo los alimentos y la energía, el indicador subyacente del PCE, en el que realmente se fija la Fed, subió un 2,8%, frente al 2,9% de la estimación anterior.
Los funcionarios de la Reserva Federal han indicado recientemente que están más centrados en el lado del mercado laboral de su doble mandato ahora que la inflación ha retrocedido en gran medida. El presidente Jerome Powell dijo la semana pasada que los banqueros centrales no "buscan ni dan la bienvenida a un mayor enfriamiento de las condiciones del mercado laboral". Los economistas esperan con ansias la publicación el viernes de los datos del PCE mensual de julio. Actualmente, se prevé que muestren que el indicador, excluyendo alimentos y energía, aumentó un 2,7% respecto del mismo mes del año pasado.
Es cierto que los publicados este jueves son datos 'a toro pasado' y que el crecimiento se ha enfriado en lo que va de año tras acelerarse en el segundo semestre de 2023. Especialmente reveladores han sido datos como los de empleo de julio, que rescataron el fantasma de la recesión. Las previsiones apuntan a una mayor moderación en lo que queda de 2024, ya que los elevados costes de los préstamos siguen filtrándose en la economía. Al mismo tiempo, la Reserva Federal empezará a bajar los tipos de interés el mes que viene a medida que se ralentice la inflación, lo que podría aliviar en cierta medida a los sectores más afectados por los costes del crédito, como la vivienda y el sector manufacturero.
"Tras un primer trimestre mediocre (un 1,4% anualizado), el crecimiento revisado del PIB en el segundo trimestre se mantuvo fuerte, lo que ayudó a tranquilizar a los inversores en el sentido de que la economía no se está tambaleando. Si bien el mercado laboral ha experimentado cierta debilidad en los últimos meses, otros datos económicos muestran que los consumidores siguen gastando, como demuestra el consumo personal, que encabeza la lectura revisada de hoy", explica Bret Kenwell, analista de inversiones de eToro.
"A pesar de la revisión al alza del segundo trimestre, es poco probable que la Reserva Federal modifique sus planes de recortar los tipos en la reunión del mes que viene, después de que el presidente Powell dejara claro que ha llegado el momento de cambiar la política hacia tipos más bajos. Esto se debe a que la Reserva Federal está considerando un conjunto de datos, no un único indicador, y no alterará sus planes por un informe en particular", continúa el experto. "Aunque no estamos necesariamente fuera de peligro, la economía estadounidense es más resistente de lo que muchos creen. El informe de hoy debería dar a los inversores confianza en que la Reserva Federal aún puede orquestar un aterrizaje suave", remata. "Quizás Jerome Powell consiga su aterrizaje suave después de todo", se ha apresurado a opinar en redes sociales Jesse Cohen, analista financiero en Investing.