El clima empresarial de Alemania se desploma: "Vuelve a ser el problema de crecimiento de la eurozona"

Está claro que la Eurocopa no trajo optimismo, ni para la selección de fútbol alemana ni para sus empresas. Ante las esperanzas de si un evento de tal calado podría reavivar la economía de la locomotora de Europa, el indicador de confianza más importante del país, el índice Ifo, se desplomó en julio hasta los 87 puntos, desde los 88,7 que registraron en junio, confirmando así una tendencia pesimista de tres meses seguidos de caídas consecutivas y borrando todo el optimismo de inicios de año.

El jefe global de Macro de ING, Carsten Brzeski lo dijo muy claro en una nota emitida a clientes: "Alemania ha vuelto a ser el problema de crecimiento de la Eurozona".

Según informaron desde el Instituto Ifo, encargados de elaborar este índice de confianza, el clima empresarial en el sector manufacturero "empeoró significativamente". En concreto, la encuesta realizada a las empresas de este sector concluyen con evaluaciones de la situación actual "considerablemente peores". Al mismo tiempo, también cayeron las expectativas y los pedidos pendientes. "La utilización de la capacidad ha caído un 77,5%, es decir, seis puntos porcentuales por debajo de la media a largo plazo", apuntó Clemens Fuest, Presidente del Ifo.

Podría decirse que la confianza está puesta, tal y como dijo el FMI, en el sector servicios, pero el índice de referencia del Ifo volvió a caer tras haber sufrido un repunte en los últimos meses. "Esto se debió principalmente a un mayor pesimismo en cuanto a las expectativas. Los proveedores de servicios también se mostraron un poco menos positivos en cuanto a la situación actual", dijo Fuest.

En el comercio y la construcción también sigue instaurado el pesimismo por la situación actual y las expectativas sobre los próximos meses tampoco son mu halagüeñas en estos sectores.

Brzeski explica que la clave de este pesimismo en los distintos sectores se debe a un "debilitamiento en las perspectivas económicas mundiales". En concreto, habla de la incertidumbre política que están sufriendo tanto Francia como Alemania, "así como las posibles implicaciones de las elecciones presidenciales de Estados Unidos para Europa".

Hay que recordar que el ascenso de la ultraderecha en Francia podría provocar una ruptura del eje franco-alemán, lo que generaría más inestabilidad e incertidumbre en las empresas de dos países históricamente socios. A pesar de los resultados y del cordón sanitario que hicieron el resto de grupos del parlamento galo, la incertidumbre todavía se cierne sobre la política del país vecino.

Por otro lado, en el caso de Alemania, la coalición semáforo encabezada por Olaf Scholz, acaba de presentar un proyecto de presupuestos que genera bastante incertidumbre en cuanto al endeudamiento. Según el proyecto, hay 17.000 millones más de deuda a emitir para financiar ciertos proyectos que muchos ponen en duda que vaya a cumplir con la norma constitucional.

En cuanto a Estados Unidos, la posible reelección de Donald Trump podría provocar la imposición de aranceles del 10% a todos los productos procedentes de cualquier país, incluidos los de la Unión Europea, por lo que eso genera bastante incertidumbre en las empresas alemanas, las cuales muchas de ellas basan su actividad empresarial en exportaciones de bienes.

La economía está estancada

En líneas generales, y confirmada la tendencia del clima empresarial a la baja tras tres meses muy pesimistas, los expertos aseguran que la economía alemana se ha vuelto a estancar.

La locomotora de Europa comenzó el año con la sorpresa de un crecimiento del PIB del 0,2% en el primer trimestre y los indicadores de confianza estaban mejorando, lo que se tradujo en un pequeño rayo de luz para los sectores económicos y se llegó a pensar que la economía ya había tocado fondo y estaba remontando. "Esto generó esperanza de que el pesimismo de los últimos años quedó atrás y de que la discusión sobre si Alemania era o no el enfermo de Europa pueda volver a ser archivada", dijo el experto de ING.

Aunque, visto con perspectiva, la justificación de ese incremento del PIB en el primer trimestre estuvo sostenida por el clima invernal y una revisión a la baja del PIB de finales de 2023, por tanto, "no fue lo que llamaríamos una historia de crecimiento sostenible y saludable", recalca Brzeski.

Por otro lado, la mejora en los indicadores de confianza estuvo inflada por unas mejores perspectivas de la economía mundial y la desaceleración de la inflación. Pero ahora la economía estadounidense está enfriándose y la china está a medio gas, lo que provoca que las perspectivas decaigan en una economía que está orientada a la exportación como la germana.

Brzeski augura que "los decepcionantes datos duros de mayo sugieren que la economía alemana podría haber vuelto a estancarse en el segundo trimestre, y los últimos indicadores de confianza no auguran nada bueno para el tercero".

A pesar de todo, el experto mantiene cierto optimismo de cara al futuro. "Solo hace falta una pequeña mejora de las carteras de pedidos industriales para que la producción industrial vuelva a crecer, es cierto que desde niveles bajos", dice.

Además, el aumento de los salarios reales en más de una década "también debería acabar aflojando incluso las carteras tradicionalmente muy ajustadas de los consumidores alemanes" y a pesar de las tensiones políticas, el Gobierno acaba de anunciar una nueva iniciativa de crecimiento para abordar las debilidades estructurales que padece la economía alemana. "Desgraciadamente, la iniciativa es más rica en palabras e intenciones que en dinero y, por lo tanto, no traerá un alivio inminente, pero podría contribuir a una mejora muy gradual", pero hay posibilidad de que la economía repunte en la segunda mitad del año, aunque sea un crecimiento magro.