
El canciller alemán Olaf Scholz consiguió su objetivo este miércoles y aprobó el proyecto de presupuestos para 2025 en la última reunión de su gabinete antes de las vacaciones de verano. El proyecto prevé un gasto de 480.000 millones de euros, casi 30.000 millones más de lo que se proyectó en la planificación económica a medio plazo. Además, para financiar todo esto, esperan emitir 43.800 millones de euros de nueva deuda neta. Según reza el documento, esto debería respetar los designios de la Ley Fundamental de freno de la deuda, conocida como Schuldenbremse.
Este proyecto se enfrenta ahora a un arduo y duro debate en el seno del Bundestag y se espera que estén aprobados a finales de noviembre. Todo esto bajo el profundo descontento de una parte de la coalición semáforo. Los miembros de los partidos más progresistas no están contentos con el "ajuste de cinturón" que plantea el ministro federal de Finanzas, Christian Lindner (Partido Democrático Liberal).
En su cuenta de X (antes Twitter) el titular de Finanzas, Christian Lindner, aseguró que esta ley de presupuestos supone "la entrada en una transición económica" para Alemania. El ministro reiteró que la inversión se está ralentizando "a niveles récord", por lo que se ha creado un proyecto de presupuestos a través de un mayor crecimiento económico.
El Gobierno federal también acabad de generar un presupuesto suplementario para este año, que incluye 11.300 millones más de endeudamiento neto, lo que eleva el gasto total a unos 50.300 millones de euros, así como un nuevo paquete para impulsar la economía.
Así, el objetivo del plan financiero hasta 2028, también aprobado este miércoles, estima hacer una reducción progresiva del endeudamiento neto que pase de los 50.000 millones de 2024 a los 30.000 millones dentro de cuatro años.
El responsable de las finanzas de la locomotora de Europa es partidario de mantener una línea fiscal ortodoxa y férrea que cumpla con el límite de endeudamiento establecido por la Constitución en 2009, tras la crisis financiera, que se suspendió durante los años de pandemia y la crisis energética causada por la guerra de Ucrania. Dicha ley hizo que el Constitucional provocase un agujero de 60.000 millones en el presupuesto de 2023 de recursos contra el Covid que se transfirieron para crear fondos para combatir el cambio climático.
La planificación presupuestaria para el próximo año fiscal incluye así un déficit financiero para las arcas públicas de cerca de 17.000 millones de euros, que el Gobierno de Scholz espera que se pueda acotar gracias al crecimiento económico y unos ingresos fiscales mayores de lo previsto. Al mismo tiempo, se prevé una salida de fondos asignados inferiores a las esperadas.
La cláusula establecida en la Constitución de Alemania prohíbe todo incremento del déficit superior al 0,35% del PIB nominal. Solo se pueden "saltar" esta ley en momentos de asistencia en emergencias especiales, como la pandemia o la reciente crisis energética.
Los más críticos con este mecanismo de control del pasivo del país aseguran que Alemania no podrá remontar puesto no se pueden movilizar los miles de millones de euros que la economía del país necesita para hacer frente al cambio climático, la transición energética, aumentar el gasto en Defensa o en pensiones debido al envejecimiento de la población.
Pero en el proyecto de presupuestos, precisamente, el ministerio de Defensa se ha salvado del ajuste de cinturón planteado por Lindner. El socialista Boris Pistorus, encargado de esta cartera, contará con un gasto del 2% del PIB de Alemania, siguiendo los designios acordados por la OTAN.
El ministerio de Trabajo, encabezado por Hubertus Heil (Partido Socialista Alemán-PSD) y el de Transportes, a los mandos de Volker Wissing (Partido Demócrata Liberal), también se salvan de la austeridad. Mientras que la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock (Verdes), mostró su disconformidad por su porción del pastel.
En declaraciones recogidas por el diario alemán Die Zeit, el jefe de presupuestos del PSD (socialistas), Dennis Rohde, aseguró que con este proyecto "no se arruinarán los ahorros del país". Reiteró que el objetivo del documento es la inversión "en empleos seguros y modernos". Aseguró que consiguen afrontar la austeridad "sin comprometer la cohesión social de nuestro país".
El Partido Verde, por su parte, fue uno de los más críticos con esta ley de presupuestos. A pesar de haberle dado su aprobación, agitaron bastante el seno de la coalición debido a los ajustes planteados por los demócratas liberales. En este sentido, el jefe de presupuestos de 'los verdes', Sven-Christian Kindler, apeló al debate parlamentario que se producirá en los próximos meses para hacer enmiendas y contribuciones que generen "una mayor cohesión social, una mayor protección del clima y la lucha contra el hambre y la pobreza en todo el mundo".
Desde la oposición, en cambio, están muy pendientes y preocupados con lo que va a suceder con el déficit. Helge Braun, de la alianza conservadora democristiana liberal CDU, acusó a la coalición semáforo, y a Lindner en concreto, de haber "inflado" las proyecciones y haber recortado las estimaciones de gasto.
"Cuando lleguemos a 2025 y la realidad nos alcance, existe el riesgo de que la brecha acabe siendo aún mayor. Esto aumenta el riesgo de que los programas de financiación con los que contaban los ciudadanos o las empresas se detengan repentinamente o no se implementen en absoluto", dijo Braun este miércoles en una entrevista con rbb24 Inforadio.
Ante esto, el ministro de finanzas respondió que su proyecto de presupuestos y su gabinete "respetarían las reglas de nuestra Constitución y también las reglas fiscales europeas. "Por lo tanto, cumplimos con el freno de la deuda", reiteró.
Estas críticas de la oposición son hacia eso 17.000 millones de euros de "gasto insuficiente" para implementar los planes que han decidido para el próximo año. Según explicó el ministro, en el proyecto de presupuestos aprobado, está prevista una reducción de ese gasto de 9.000 millones de euros.
Según especificó en rueda de prensa el titular de Finanzas, tienen previsto que sobre "alrededor del 2% de los 480.000 millones de euros protyectados.
Pero lo cierto es que tampoco han especificado cómo van a hacer para reducir la cantidad actual de 17.000 millones a los 9.000 millones previstos. Lindner aseguró que los fondos que iban a ir destinados a los proveedores de energía "podrían" regresar al presupuesto. Al mismo tiempo, también examinarán los préstamos a los ferrocarriles y las autopistas.
Plan de inversión
Actualmente, la economía alemana no está pasando por su mejor momento. Según el último informe del Fondo Monetario Internacional, la industria, principal motor económico del país, está "estancada", y el crecimiento se quedará este año en un magro 0,2% este año y cerrará 2025 con una expansión del PIB del 1,5%.
Lo que pretende ahora Lindner, a través de la creación de un paquete de medidas para fortalecer la inversión pública y privada, tras la ampliación presupuestaria de 2024, es acelerar la expansión de las energías renovables, las deducciones fiscales para las empresas e incentivos para que las personas amplíen su carrera laboral. Al mismo tiempo, prevén aplicar una desgravación fiscal sobre el coste de la electricidad a las empresas e implementarán medidas para reducir la burocracia.
El ministro alemán de Economía y también vicecanciller, Robert Habeck (Verdes), dijo que este plan le añadiría 0,5 puntos porcentuales al crecimiento económico de Alemania.
El siguiente paso de los presupuestos es que sean debatidos en el Bundestag (Cámara Baja) y en el Bundesrat (Cámara Alta) con el objetivo de que estén aprobados a finales de noviembre, aunque se augura que habrá un intenso debate al respecto de estas cuentas públicas.