Economía

Los fondos europeos, la demanda interna y los servicios apuntalan el PIB español, según el FMI

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El Fondo Monterario Internacional ha mejorado las perspectivas de crecimiento de España en cinco décimas con respecto a la predicción de abril. Así, según el World Economic Outlook, publicado este martes, España crecería este año un 2,4%, convirtiéndose así en la que más crecerá de las cinco grandes del euro. Para 2025 mantienen su previsión de crecimiento del 2,1%. Así, el organismo se alinea con el Gobierno, que ha revisado el PIB también hasta el 2,4% para este ejercicio.

Preguntada por elEconomista.es, la subdirectora del FMI, Petya Koeva, aseguró que esta mejora en las previsiones en España se debe, sobre todo, "al buen comportamiento de la economía en el primer trimestre del año", además de que los servicios, al igual que sucede en la eurozona, el buen comportamiento de la demanda interna y los fondos europeos "favorecerán el crecimiento de la economía española" este año.

Francia también mejora en las expectativas del FMI. En concreto, esperan que cierre el año creciendo un 0,9%, dos décimas más que en la revisión de abril. En cambio, se frenará en 2025, expandiéndose un 1,3%, es decir, una décima menos de lo que habían dicho los expertos del organismo hace tres meses.

En este sentido, Francia está atravesando una situación complicada en cuanto a lo que se refiere al control de las finanzas públicas. El déficit se situó en el 5,5% del PIB en 2023 y la deuda en los 110 puntos del PIB. Para este año está previsto que el pasivo de las cuentas galas esté en torno al 5% y el déficit crecerá casi dos puntos. Esta situación ha hecho incluso que el Tribunal de Cuentas francés alertase de una "situación preocupante" de las cuentas públicas. Esto, inevitablemente, afectará al crecimiento del país, ya que socava su capacidad inversora y le deja expuesto a posibles 'shocks' macroeconómicos.

En el caso de Alemania, el FMI no ha hecho ninguna revisión. La locomotora de Europa sigue completamente estancada y crecerá un magro 0,2% este año y cerrará 2025 con una expansión del PIB del 1,5%.

Esta previsión es más baja que la que han realizado tanto el Gobierno de Olaf Scholz como el Instituto Ifo, que esperan que el PIB avance un 0,3% este año.

Desde el organismo destacan que en la zona euro "la actividad parece haber tocado fondo". Por lo que, en línea con lo vaticinado en abril, el área de la moneda común experimentará "un modesto repunte" del 0,9% en 2024 (una revisión al alza del 0,1) impulsado, dicen, por un mayor empuje del sector servicios y unas exportaciones netas superiores a las esperadas en el primer semestre del año. Para 2025 prevén un crecimiento del 1,5%.

Estas variantes se sustentan en que se ha incrementado el consumo "gracias al aumento de los salarios reales, así como una mayor inversión derivada de la flexibilización de las condiciones financieras en medio de una relajación gradual de la política monetaria este año". Por otro lado, advierten de las "continuas debilidades" del sector manufacturero que "sugiere una recuperación más lenta" en países como Alemania.

EEUU a la baja y China al alza

En lo que se refiere a las grandes potencias mundiales, el FMI ha hecho una proyección a la baja del crecimiento de Estados Unidos. Concretamente, rebaja en 0,1 puntos porcentuales con respecto a abril la expansión del PIB estadounidense, dejándolo en un 2,6%, "reflejando un comienzo de año más lento de lo esperado", reza el documento.

Por otro lado, para 2025 la economía estadounidense seguirá ralentizándose, marcando un crecimiento del 1,9%. Esto se producirá "a medida que el mercado laboral se enfríe, el consumo se modere y la política fiscal comience a endurecerse gradualmente". Por otro lado, a finales de 2025 se espera que la economía estadounidense "reduzca su potencial", cerrando la brecha positiva de producción.

Finalmente, a pesar de que este trimestre, China creciese menos de lo esperado por los mercados (4,7% interanual), en el FMI ven potencial en la economía del gigante asiático y se alinean con las predicciones del gabinete económico de Xi Jinping. Por tanto, mejoran la previsión tanto en 2024 como en 2025 en un 0,4%, vaticinando un crecimiento del 5% este año, debido "a un repunte del consumo privado y fuertes exportaciones en el primer trimestre".

Para el año que viene, la economía china será menos dinámica y esperan que marque un crecimiento del 4,5% "y continuará desacelerándose en el medio plazo hasta el 3,3% en 2029", anuncian. Esta predicción se basa en que va a haber varios obstáculos derivados del envejecimiento de la población, la desaceleración del crecimiento y de la productividad.

Caerá la inflación

Otro de los riesgos a los que se enfrenta la economía mundial es a que los precios se estanquen o vuelvan a aumentar debido a alguna externalidad. En principio, en las economías avanzadas el FMI prevé que el ritmo de desinflación se desacelerará en 2024 y 2025. El argumento que dan es que "la inflación de los precios de los servicios sea más persistente y los precios de las materias primas más altos".

Sin embargo, el "enfriamiento gradual" de los mercados laborales, junto con una caída esperada de los precios de la energía, "deberían hacer que la inflación general vuelva a alcanzar la meta para finales de 2025", recalcan desde el organismo.

Por otro lado, esperan que en los mercados emergentes y en desarrollo el IPC se mantenga más alto y que "caiga más lentamente". Sea como fuere, gracias a la caída de los precios energéticos "la inflación ya está cerca de los niveles previos a la pandemia para la mediana de las economías de los mercados emergentes y en desarrollo".

A pesar de todo, hay ciertos riesgos a corto plazo que hay que tener en cuenta y que pueden hacer que la inflación se enquiste o incluso suba. Los expertos llaman a prestar atención a la falta de avances en la desinflación de los servicios y las presiones sobre los precios que emanan de nuevas tensiones comerciales o geopolíticas.

Por otro lado, advierten de una "inflación persistente" en el sector servicios que están ligados tanto a la fijación de los salarios como la de los precios, ya que la mano de obra representa "una alta proporción de los costes" en el sector.

"Un mayor crecimiento de los salarios nominales,que en algunos casos refleja la recuperación de los salarios reales, si va acompañado de una productividad débil, podría dificultar quelas empresas moderen los aumentos de precios, especialmente cuando los márgenes de ganancia ya están reducidos. Esto podría conducir a una mayor rigidez de la inflación de salarios y precios", recalcan.

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