
El ránking anual que elabora Mercer para premiar a los mejores sistemas de pensiones y alentar al resto de países a mejorar sus pilares de la jubilación deja tareas pendientes para España. ¿En quién nos podemos fijar? Son los ejemplos de Países Bajos, Islandia, Dinamarca o Reino Unido. ¿Qué podemos imitar para mejorar el Estado de Bienestar en el retiro de las presentes y futuras generaciones? Es una pregunta que deberían repensar desde el Ministerio de Seguridad Social y en el seno del diálogo social, valorando las diferencias de cada economía. Los expertos consultados y las conclusiones de la consultora apuntan en la misma dirección: la sostenibilidad es el eslabón débil del sistema público español y hay margen para potenciar el ahorro previsional.
La clasificación se elabora ponderando la suficiencia, sostenibilidad e integridad (de mayor a menor peso a la hora calcular la puntuación final). El español es un sistema que queda relegado a la mitad de la tabla, ligeramente por debajo de la media, acusando las dudas que ofrece a largo plazo. "Algunas de sus características son buenas, pero también tiene importantes riesgos y/o deficiencias que deben subsanarse. Sin estas mejoras, su eficacia y/o sostenibilidad a largo plazo pueden ponerse en duda", indica la consultora.
"España es uno de los países que más se verá afectado por el envejecimiento de su población. En este contexto uno de los puntos en los que debe poner el foco es en la sostenibilidad del sistema de reparto en el que se basa, sin descuidar la suficiencia, que a día de hoy es adecuada", analiza Rafael Villanueva, Associate Director de Retirement de WTW. Estamos hablando de la sostenibilidad del pilar básico, el que abona las prestaciones públicas y sostiene el grueso de la renta de los jubilados en España y que en otros países es diferente.
Para ofrecer mayor certidumbre a largo plazo, la Comisión Europea instó a España a abordar una reforma. José Luis Escrivá enfocó los cambios en pensiones por la vía de los ingresos, confiando en que la factura de la Seguridad Social no supere el umbral del 15% del PIB en promedio hasta mitad de siglo. Bruselas orquestó también un mecanismo de ajuste automático para poder reconducir los posibles desvíos de gasto cada tres años, aunque instituciones como el Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ven necesario nuevos ajustes a corto plazo.
Poniendo la vista en complementar la parte pública a largo plazo, España se puede fijar en el modélico sistema de ahorro privado y colectivo que existe en Países Bajos, con una fuerte presencia de los planes de pensiones de empleo (el segundo pilar) que ahora ha generalizado también a los individuales. "Si nos fijamos en los países con mayor puntuación en este subíndice [sostenibilidd], comprobamos que comparten algo en común y es que tienen sistemas de ahorro obligatorio a través de la empresa, cofinanciados con aportaciones tanto de empresa como de empleado", apunta Juan Marina Rufas, director de Nationale-Nederlanden Employee Benefits.
El sistema de pensiones de Dinamarca es otro modelo que se comprende de un régimen público de pensión básica, una pensión complementaria que depende de los recursos, un régimen de capitalización continua que proporciona pensiones vitalicias y planes obligatorios de capitalización.
A falta de conocer el alcance, España camina en positivo en algunos aspectos. Es uno de los puntos que "está desarrollando" España a partir del nuevo reglamento de planes y fondos de pensiones, explica Miguel Ángel Menéndez, el director de Negocio Previsión Social. "Parece que, con la evidente salvedad de los niveles salariales entre países, la capacidad de ahorro y la disparidad de soluciones; el desarrollo decidido del segundo pilar se presenta como un impulso clave en la mejora de la sostenibilidad del sistema. Para ello a las últimas reformas del sistema habría que sumar una decidida mejora de la fiscalidad de esas aportaciones a sistemas de ahorro finalista", explica Marina Rufas de Nationale-Nederlanden.
Villanueva considera que el ahorro en el seno de la empresa está "muy infradesarrollado respecto a los países del entorno". Los datos hablan por sí solos: según cálculos que elaboró KPMG para este medio, en España solo un 28,4% de las empresas realiza aportaciones para sus trabajadores. Las aportaciones medias del 3,8% del salario se traducen un ahorro complementario para la jubilación de hasta el 10,6% del último salario, cuando en el país centroeuropeo los planes de pensiones se llevan el grueso de la prestación. Es decir, sumando la tasa de reposición actual y el complemento –solo para aquellos que ahorran de cara a la jubilación– la pensión rondaría el 80% del salario previo al retiro.
Los activos que suman en pensiones privadas los españoles alcanzan el 14,3% del Producto Interior Bruto (PIB), siete veces menos que la media de la OCDE, que supera el 105% del PIB. Esto contrasta con el dato de Países Bajos, que aglutina más del 200% del valor de su PIB en estos activos.
El 'juego' de la conducta
El sistema de pensiones español necesita "incrementar la cobertura de empleados, tanto por cuenta ajena como autónomos, en los planes de pensiones empresariales a través de la adscripción automática", explica Menéndez. Precisamente en el 'autoenrollment' un ejemplo es Reino Unido y también entra en juego la economía conductual. Los trucos y el juego para orientar el comportamiento humano hacia el ahorro, una parte de la microeconomía que también se estudia.
"El sistema británico de afiliación automática se basa en el modelo de Tahler y Benartzi [economistas conductuales] con el modelo Save more for tomorrow que crearon a finales del siglo pasado en Estados Unidos. Es un sistema de adscripción automática, es decir, la empresa te incluye en el plan de pensiones por defecto, aunque el trabajador tiene opción de salirse", explicaba Diego Valero en una entrevista en este medio. Una vez realizada la acción positiva, es más dificil salir del plan.
Villanueva también insiste en destaca "el exitoso sistema de planes de empleo de Reino Unido, con generosas aportaciones financiadas por empleado, empresa y gobierno, y con un sistema de auto afiliación (adscripción por defecto, con derecho a renunciar siempre que se solicite), que se ha mostrado mucho más eficaz que la afiliación voluntaria".
Salvando las particularidades de cada uno, Suecia se suma a Países Bajos, Dinamarca como un ejemplo en transparencia e información para el futuro pensionista. Este es un aspecto complementario pero no menos importante: la formación. "Es clave que los ciudadanos tengan cierta cultura financiera y estén concienciados respecto a su futura jubilación para poder tomar decisiones razonadas en cuanto a su planificación. Adicionalmente, deben contar con información periódica y clara sobre sus futuros derechos de pensión, idealmente tanto del primer pilar (Seguridad Social), como de pilares complementarios", explica Villanueva. Suecia tiene una buena práctica con su 'sobre naranja' que envía periódicamente a sus ciudadanos con esta información.