
A punto de constituirse el nuevo Congreso de los Diputados, el PNV puede dar un giro capaz de revolucionar el mapa político surgido tras el 23-J. Los nacionalistas vascos, según fuentes muy cercanas consultadas por elEconomista.es, barajan negociar su apoyo a la investidura como presidente del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, a cambio de que se les permita presidir el Congreso, como un primer paso entre un amplio de otras condiciones irrenunciables.
De este modo, el líder de los populares estaría en condiciones de concitar simultáneamente unos apoyos hasta ahora considerados por completo irreconciliables, como son los procedentes del PNV y Vox. Conviene, no obstante, matizar que los jeltzales pondrán como condiciones irrenunciables varias limitaciones de gran calado al rol que desempeñará el partido de Santiago Abascal en la nueva legislatura.
Por un lado, además de garantizar que no haya ministros de Vox en el Gobierno de Núñez Feijóo (un extremo ya ofrecido por Abascal), el PNV tampoco admitiría recorte alguno en el concierto vasco, el mecanismo que define la financiación diferenciada (con respecto al régimen general) de esta comunidad autónoma en relación al Estado central.
Desde el PNV tampoco quieren injerencias de Vox en la muy probable negociación que abrirían con el nuevo Gobierno para cumplir con su más arraigada reivindicación: la transferencia de las casi 40 competencias que, según los nacionalistas vascos, Vitoria tiene pendientes de asumir según lo previsto en el Estatuto de Guernica de 1979.
Bajo estas condiciones, Núñez Feijóo estaría en condiciones de ser presidente del Gobierno, una posibilidad casi descartada desde la misma noche electoral del 23-J, pese a que ganó esas elecciones. Sin embargo, el posible acceso del PNV a la Presidencia del Congreso no es menos revolucionario.
Un lejano precedente
Nunca antes un partido nacionalista ocupó el tercer cargo institucional más importante en España. En este sentido, el mayor logro que se ha anotado el partido presidido por Andoni Ortuzar fue contar con un diputado en la Mesa de la Cámara Baja, Joseba Beloki. Y eso lo logró hace más de una década, en 2008, durante la segunda legislatura del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
El acceso a la Presidencia de la Mesa, así, supondría un salto cualitativo en el peso institucional del PNV a escala nacional. Presidir la Cámara Baja tiene una importancia clave en aspectos tan importantes como alargar o retardar los plazos de las tramitaciones de las iniciativas que llegan al Parlamento. La última persona que ocupó este cargo (y ya ha anunciado que no repetirá en él), Meritxell Batet, ofrece un ejemplo muy ilustrativo en este sentido.
Deben recordarse las críticas que sufrió por acelerar o demorar las deliberaciones, supuestamente, atendiendo las conveniencias del Gobierno de coalición de PSOE y Podemos. En concreto, es indudable que al Ejecutivo de Pedro Sánchez le resultó muy útil que Batet permitiera la tramitación por la vía más rápida de la eliminación del delito de sedición y la transformación de la definición penal de la malversación de fondos públicos.
Comisiones de investigación
El PNV, desde su nuevo puesto, también tendría un rol fundamental sobre la formación de futuras comisiones de investigación, el instrumento del que se vale el Parlamento para elevar su grado de control político sobre el Gobierno.
Por último, también quedan al alcance del presidente del Congreso la toma de medidas disciplinarias que afectan de modo directo a los partidos con representación en la Cámara. De nuevo, Batet ofrece un valioso ejemplo ya que fue ella quien decidió en 2022 la retirada del acta de Alberto Rodríguez, el diputado canario de Podemos condenado por agresión a la autoridad. Desde entonces, la formación morada ha mantenido un abierto enfrentamiento contra la ya expresidenta del Congreso.
Pero, además, el liderazgo de la Mesa de la Cámara Baja tiene también mucho alcance desde el punto de vista interno y de la política vasca en sentido estricto. En la última legislatura, el PNV no solo ha perdido peso con respecto a Bildu en términos electorales, como las pasadas elecciones del 28-M (solo de carácter municipal en Euskadi) y el 23-J.
Los últimos cuatro años también supusieron un crecimiento de la influencia política en Madrid de Bildu en perjuicio del PNV. No en vano los abertzales han sido, junto a los independentistas catalanes de Esquerra, la muleta indispensable sobre la que se ha apoyado el Gobierno de Sánchez para sacar adelante sus más importantes iniciativas electorales.
Bildu se rebela
Si los peneuvistas presidieran el Congreso, están en condiciones de recuperar todo ese terreno perdido en la capital de España y también ante su electorado en el País Vasco, una perspectiva contra la que se moviliza Bildu. Ayer, la portavoz de este último partido, Mertxe Aizpurúa se mostró por completo opuesta a la iniciativa, lanzada por Coalición Canaria de propiciar que el primer partido nacionalista que presida el Congreso de los Diputados sea el PNV. Este proyecto del partido canario se ha desarrollado de modo independiente a las negociaciones que el PP y el PNV mantienen sobre la posible investidura de Feijóo.
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