Economía

El empleo ignora a Lagarde: Alemania y Holanda aún tienen más vacantes que parados

  • Los puestos sin cubrir siguen en niveles récord tras ocho subidas consecutivas de tipos
  • España sigue a la cola con apenas 0,05 puestos disponibles por parado

La intensa creación de empleo tras la pandemia ha pasado de ser una señal de la fortaleza y resiliencia de las economías del euro frente a las dificultades, a ser considerada un problema para el Banco Central Europeo,  que entiende que el 'tensionamiento' del mercado de trabajo es uno de los factores que más influye en la persistencia de la inflación. Y los datos avalan sus temores: tras ocho subidas consecutivas de tipos, el deseado 'enfriamiento' no llega. De hecho, economías clave del euro como Alemania y Países Bajos aún registran más puestos sin cubrir que parados.  

En un contexto de tasa de paro en niveles de mínimos históricos en las principales economías del mundo, los puestos sin cubrir son uno de los síntomas clave de un mercado laboral sobrecalentado, y el que más se traslada a los salarios. A fin de cuentas, esto es lo primero en lo que las empresas mejoran sus ofertas, tanto para atraer trabajadores como para evitar que se los 'robe' la competencia.

Aunque tradicionalmente se ha considerado que, en los mercados laborales europeos, con un elevado peso de la negociación colectiva centralizada en patronales y sindicatos, la volatilidad salarial motivada por la demanda y oferta es menor que en países como Estados Unidos.

De hecho, se consideran mucho más relevantes las decisiones políticas como las de las subidas del Salario Mínimo Interprofesional, que existe como tal en 16 de los 20 países del euro, aunque en cada caso con diferencias en su cálculo, definición y alcance. Pero precisamente el temor a que estos incrementos lleven a efectos de segunda ronda sobre los precios esto ha llevado al Banco Central Europeo a prestar cada vez más atención a la evolución de la demanda de trabajadores.

La idea que manejaba el BCE recuerda, a priori, a la esgrimida por la Reserva Federal Estadounidense en su propia hoja de ruta para subir los tipos: que 'enfriar' la economía, los salarios y los precios) se puede lograr sin destruir puestos de trabajo, simplemente reduciendo el exceso de vacantes. Aunque la evolución del empleo en Estados Unidos aún lanza mensajes algo contradictorios, la contención de la inflación parece dar la razón a Jerome Powell, que ha frenado la subida de tipos.

Pero la situación en la zona euro es algo más complicada. La idea de Christine Lagarde era que la reducción de las vacantes no solo actuara como un colchón para evitar la destrucción de empleos, sino que 'contrarrestar' la presión salarial que ejercían los convenios colectivos y las subidas del SMI aprobadas en los distintos países. Esto ayudaría a frenar los precios. Pero después de casi un año de subidas de tipos los no se están moderando, ni tampoco la falta de mano de obra.

Ajenos a los tipos

Las estadísticas de Eurostat y el Banco Central Europeo ponen el foco en la tasa de vacantes calculada como un porcentaje sobre el total de puestos existentes en una economía. La media de la zona euro es del 3%, aunque el ámbito oscila entre el 4,7% de Bélgica, Austria y Países Bajos y el 4,1% de Alemania, al 0,9% de España, el país con el peor dato de todos los que usan la moneda única. Pero lo que preocupa a la institución que dirige Christine Lagarde no es el 'ránking' entre países, sino la evolución que ha seguido cada uno desde que se inició la subida de tipos, en julio de 2022.

En el segundo trimestre, la eurozona registró un máximo del 3,2%. Países Bajos y Holanda llegaron al 5%, Austria al 4,8% y Alemania al 4,7%. Pese al endurecimiento de la financiación y los efectos de la guerra de Ucrania, la tasa apenas se ha reducido en décimas. En países como Grecia incluso ha superado la que había antes de la subida de tipos.

Mientras tanto, aunque la inflación parece echar el freno (si bien ayudada por un efecto 'escalón' estadístico), sigue triplicando el objetivo del 2%. Esto repercute en los sueldos pactados y ofertados, sin que las vacantes parezcan darse por aludida por los tipos. De hecho, la variación registrada desde julio de 2022 podría ser perfectamente explicada por la estacionalidad del empleo.

Pero el dato es más sorprendente si, en lugar de compararlo con el total de empleos cubiertos y por cubrir, lo hacemos con el número de personas que buscan trabajo. Y es que Alemania y Países Bajos tenían en el primer trimestre más vacantes que parados, un dato especialmente llamativo en el caso germano, pues su población ha acogido un gran número de refugiados ucranianos en el último año que buscan empleo.

España, tierra sin oportunidades

Precisamente, fuera de la zona euro, solo la República Checa se encuentra en esta situación. Antes de que el Banco Central empezara subir tipos, también Austria tenía más vacantes que parados, aunque ha reducido la ratio a 0,8 (es decir, 80 vacantes por cada 100 parados). Por su parte, Holanda ha reducido en dos décimas su ratio pero se mantiene por encima del umbral de 1.

La señal más inquietante procede de Alemania. La primera economía europea, que tiene la ratio más elevada, con 1,34 puestos de media por parado, apenas la ha reducido en 3 centésimas desde el máximo del segundo trimestre de 2022. Esto supone una señal de alerta para el Banco Central Europeo, que ve síntomas de una inexplicable resistencia del mercado de trabajo en un contexto que coquetea con la recesión. 

En esta lista, el farolillo rojo es también España, que apenas registra 0,05 puestos disponibles por parado (o 5 por cada 100 desempleados). Una ratio que no se ha modificado desde 2022, y que incluos se ha visto supera por Grecia (que escala al 0,06) pese a las numerosas voces que advierten de la falta de mano de obra en sectores que van desde la hostelería y la construcción al tecnológico. En nuestro país, el problema parece seguir siendo la falta de oportunidades.

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