Economía

El SMI español es el que más sube en la eurozona en relación al PIB per cápita

  • El incremento desde 2018 supera el de las principales economías y se iguala con Rumanía
  • España escala al décimo puesto entre los países que cuentan con un salario mínimo

Con la subida del salario mínimo interprofesional pactada entre el Gobierno y los sindicatos, al margen de la patronal, Pedro Sánchez puede jactarse de haber logrado bajo su mandato el mayor incremento del SMI en relación con la renta per cápita de las grandes economías europeas: 20 puntos desde su llegada al poder en 2018, hasta el 61%.

Tras el incremento del 8%, España se mantendrá como el séptimo país de la UE (entre los 22 que cuentan con uno) con el mayor salario mínimo interprofesional, según los últimos datos de Eurostat: por detrás de Luxemburgo, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Irlanda y Francia. Por ello, el Ejecutivo insiste en reivindicar la subida acumulada. Con ello logra destacarse frente al resto de grandes economías de la zona euro, y especialmente la germana, que en el último año ha entrado en una carrera también por incrementar este indicador, espoleada por el desbocado repunte de la inflación.

El país germano arranca con 2023 con una subida del 14,9% del SMI efectivo, según recoge la Oficina Europea de Estadísticas, lo que lo sitúa en una relación del 66,5% sobre la renta per cápita, cinco puntos más que España. Nuestro país también queda por debajo de Bélgica (65,2%) y Francia (63,2%).

Pero, a cambio, España acumula en el último lustro una subida del SMI más intensa que en cualquiera de los países que nos superan en nómina mensual. Y ello se traslada también a la evolución que ha tenido la relación de este indicador de sueldo con el PIB por habitante, que también ha rebasa con creces a la de las demás economías de la zona euro.

Comparable con Rumanía

De hecho, el español es el segundo mayor incremento en el conjunto de la Unión Europea. Solo se ve superado, por unas décimas, por el anotado por Rumanía, un país con un SMI de 606 euros mensuales y una renta per cápita de 9.610 euros. Pero para el que la relación entre ambos indicadores pasó del 64,3% al 75,7%, récord de la UE según los últimos datos de Eurostat.

La relación entre el salario mínimo y la renta per cápita se considera mejor indicador para apreciar el impacto del SMI en la economía que la subida propiamente dicha, ya que el coste de la vida y el modelo económico y productivo en muy diferente en cada país. Un exceso de peso del SMI sobre la renta per cápita puede afectar a la capacidad de crear empleo de una economía (y, por tanto, de elevar el resto de salarios), y eleva el riesgo para los trabajadores de caer en la economía sumergida.

Aunque en el caso europeo, conviene tener en cuenta que este indicador también se ha visto muy afectado en el último año por efecto de la inflación, que ha castigado con mayor intensidad a los países más afectados por el teatro de guerra ucraniano. Por ello, pese a liderar la subida acumulada en términos porcentuales, España sigue ocupando el décimo puesto por relación entre salario mínimo y renta per cápita. En los primeros puestos, además de Rumanía, se sitúan Bulgaria, Lituania, Eslovenia y Alemania.

Riesgos de un SMI político

Lituania, Bulgaria y Rumanía también superan a España en incremento del SMI acumulado desde 2018, junto a Polonia y República Checa, aunque el importe mensual del indicador en estos países oscila entre los 840 euros de Lituania y los 398 euros de Bulgaria.

Sin embargo, no deja de ser llamativo que la subida del SMI acumulada en toda la etapa de Gobierno de Sánchez se sitúe en el mismo grupo que economías de mucho menor peso y que a lo largo de ese periodo han visto un aumento mucho mayor de la inflación que España. Una evolución que indica que la subida se ha guiado por criterios puramente políticos, no económicos ni de pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.

Y es que el 'as en la manga' de Sánchez para medirse con sus homólogos europeos sigue siendo la subida del SMI del 22,3 de 2019, la más elevada de la historia: supuso elevar de golpe en 191 euros el SMI mensual medido en 12 pagas, como hace Eurostat, casi la mitad de todo lo que ha subido en el lustro, en el marco de un plan para llevarlo al 60% del sueldo medio, como recomienda la Carta Social Europea. Un rumbo que fue decidido antes de que la pandemia golpeara duramente a España y su economía y que el Ejecutivo no ha variado.

Precisamente el efecto de una subida con estas características ha sido objeto de un amplio debate entre los economistas en los últimos dos años.

Ante los análisis publicados, entre otros, por los economistas del Banco de España, el Gobierno ha presentado informes de sus propios expertos para tratar de rebatir que exista un efecto negativo para las personas supuestamente beneficiadas por las subidas.

Un reciente estudio publicado por el Instituto de Análisis Económico y Social de la Universidad de Alcalá de Henares analiza la cuestión centrándose en la probabilidad de estos trabajadores de perder su empleo.

Su autor, Pablo Fernández-Baldor Laporta, estima que dicho riesgo se incrementó de media entre un 7% y un 9% para los trabajadores cuyos sueldos están por debajo del SMI. Pero el impacto es aún mayor entre aquellos trabajadores con salarios más alejados de ese umbral, para los que la probabilidad de perder su empleo se llegó a disparar un 20,4%. Algo que no resulta de extrañar teniendo en cuenta la magnitud del incremento.

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