
La productividad por hora efectivamente trabajada no consigue despegar al mismo ritmo que la mejora del mercado laboral en España. Así lo indican los datos del tercer trimestre, con un alza ralentizada al 0,5% interanual desde el 3,4% registrado en el segundo trimestre. El impulso del empleo el pasado tercer trimestre, asentado principalmente sobre el sector público y la temporada alta del turismo, además de las horas trabajadas, explican fundamentalmente un fenómeno que requiere una gran complejidad para ser calculado.
Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), considera que el fenómeno de la productividad en la actual coyuntura económica tiene su raíz en dos elementos del mercado laboral. Primero, que la mejora del empleo se ha cimentado en dos terceras partes sobre los trabajadores del sector público, un sector que tradicionalmente acarrea problemas de productividad.
A su vez, el verano es la temporada alta para el sector turístico, de peso elemental en la economía española. Tal y como ocurre con los trabajadores públicos, el turismo acarrea tradicionalmente una grado de productividad a la media en España, tal y como indica el economista del IEE.
Izquierdo, a su vez, recuerda la complejidad para el cálculo de la productividad, un indicador con un fuerte efecto composición que dificulta la labor para cuantificar la estadística. El pasado trimestre, tanto la productividad por hora trabajada (0,5%) como la de los puestos de trabajo a tiempo complejo (0,9%) avanzaron, sí, pero ralentizando ambos indicadores su ritmo de crecimiento.
Menor reparto de horas
La mejora del mercado laboral, obviamente, no es lineal. Ni todos los sectores tienen el mismo peso, como se puede observar con el liderazgo del sector público y del turismo, ni el número de efectivos crece al mismo ritmo que las horas de trabajo.
De hecho, según apunta, detrás de este problema de enfriamiento del ritmo de la productividad se encuentra una simple pero fundamental comparativa: el alza de las horas trabajadas es menor al del número de personas que se incorporan al empleo.
Evitando los datos desvirtuados por la pandemia, el número de horas trabajadas ha crecido un 0,8%, mientras el número de empleados lo ha hecho un 3,4%. "Como el crecimiento de las horas va por detrás del crecimiento del número de empleados, significa un empeoramiento de la productividad", explica Gregorio Izquierdo.
Menos inversión, menos PIB
La productividad es un punto de apoyo para la mejora de la actividad económica. Como también lo debe ser la inversión. La Contabilidad Nacional refleja un retroceso de la formación bruta de capital fijo, es decir, de la inversión: pasa de crecer un 2,5% en la comparativa del segundo con el primer trimestre a hacerlo un 0,6% en el verano, conteniendo el ritmo del PIB.
"Difícilmente vas a poder aumentar la productividad sin inversión", destaca el director general del Instituto de Estudios Económicos sobre la interconexión de estas dos variables en la coyuntura.
De hecho, estos elementos sintetizan un crecimiento del PIB en el tercer trimestre del 0,2%, similar al de la eurozona pese al impulso turístico superior en la economía española que en el resto de países, que anualizado significa un ritmo de crecimiento potencial del 0,8%. Para 2023, Gregorio Izquierdo recalca que España debería hacer todo lo posible para mejorar el crecimiento potencial de su PIB, que oscila sobre el punto porcentual. Un alza a corto plazo que queda "reducido y exiguo".
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