
La economía alemana aguantó en el tercer trimestre del año más de lo esperado. Con la mayor parte de las previsiones apuntando a un dato negativo que supusiese la primera pata de una recesión, cuando menos, técnica (dos trimestres seguidos de contracción), el PIB de la mayor economía europea avanzó un 0,3% intertrimestral. "Los resultados económicos del tercer trimestre de 2022 se basaron principalmente en el gasto en consumo privado", señala el organismo estadístico oficial alemán, Destatis, en un comunicado este viernes. Hasta noviembre no llegará el desglose de datos.
Con las economías europeas apagándose poco a poco ante el incierto escenario (guerra de Ucrania, crisis energética, elevada inflación), la alemana, a la que se empieza a denominar el 'hombre enfermo' de Europa, sobre todo por su alta dependencia energética de Rusia, registró en el tercer trimestre un dato aún mejor que en el segundo (0,1%). Este viernes, por ejemplo, se ha conocido que los PIB de España y Francia se han frenado claramente.
Los principales institutos económicos alemanes anunciaron a finales de septiembre que el PIB del tercer trimestre de 2022 podría caer un 0,2%, retroceso que aumentaría en los tres últimos meses del año, hasta un 0,6%, y sería seguido de una caída del 0,4% en el primero de 2023.
Posteriormente, el Gobierno alemán publicó sus previsiones económicas de otoño para el próximo año, durante el que Berlín ya prevé claramente la entrada en recesión, con una bajada del PIB en el conjunto del año del 0,4%.
El dato del PIB se conoce además en medio de las presiones inflacionistas récord, tras el índice de septiembre, que alcanzó el 10%. Horas después se ha conocido que el IPC de octubre escaló hasta el 10,4%, otro máximo histórico, con el IPC armonizado ya en el 11,6% interanual. El Gobierno alemán pronostica solo una ligera bajada de la inflación en 2023, hasta el entorno del 7%. En ING no ven a la inflación bajando de los dos dígitos hasta bien entrada la próxima primavera.
Aunque el dato conocido este viernes aviva un poco las esperanzas de que la zona del euro pueda evitar una recesión o que esta sea suave, los analistas no creen que la narrativa haya cambiado.
"De cara al futuro, el sorprendente crecimiento del tercer trimestre no significa que la narrativa de la recesión haya cambiado. Todos los indicadores adelantados apuntan a un mayor debilitamiento de la economía en el cuarto trimestre y no parece haber ninguna mejora a la vista. Aunque el clima ha supuesto un cierto alivio para la economía alemana, ya que las lluvias han aumentado el nivel de agua y el clima cálido de octubre ha pospuesto el inicio de la temporada de calefacción, el deslizamiento gradual hacia la recesión continúa", resume Carsten Brzeski, estratega de ING. "La recesión solo se retrasa, no se cancela", sintetiza el experto.
Capital Economics: "Sospechamos que este será el último trimestre de expansión durante algún tiempo"
"La inesperada resistencia de la economía alemana en el tercer trimestre probablemente no ha hecho más que aplazar la recesión, que ahora esperamos que comience en el cuarto trimestre. Las encuestas de coyuntura muestran que la actividad ya ha comenzado a disminuir de forma bastante pronunciada", coincide Andrew Kenningham, de Capital Economics.
El experto sospecha que este será el último trimestre de expansión durante algún tiempo y apunta a las encuestas empresariales, como el indicador Ifo y el PMI compuesto, que apuntan inequívocamente a la recesión. "Además, los vientos en contra que afectan a la economía -la alta inflación, la subida de los tipos de interés y la caída de la demanda externa- se están reforzando. De hecho, los datos preliminares sugieren que la inflación del IPC armonizado alemán habrá subido a más del 11% en octubre", sostiene Kenningham.
El economista de ING señala, igualmente, que las empresas y los hogares sufren cada vez más el aumento de las facturas de la energía y la alta inflación actual, ajustando el consumo y las inversiones. El último paquete de ayudas del Gobierno, muy cuestionado entre los otros socios europeos, "si no se aplica con carácter retroactivo, será demasiado poco y demasiado tarde para evitar una recesión invernal. Solo podrá suavizar dicha recesión", subraya Brzeski.
¿El fin de un modelo?
Los principales institutos económicos alemanes coinciden con la previsión gubernamental y cuentan con que habrá un drástico aumento de los precios de la energía, subidas de los costes de producción que llevarán también a alzas en otros productos y a niveles de inflación que no se veían desde la década de los 70.
Esos institutos habían previsto hace unos meses que la economía alemana crecería inicialmente en 2022 un 3,1% y el Gobierno también esperaba que el PIB aumentaría en 2023 un 2,5%, pronósticos sustancialmente alterados a consecuencia del impacto de la guerra en Ucrania.
"La guerra en Ucrania ha marcado probablemente el fin del exitoso modelo económico de Alemania: importar energía y bienes de consumo baratos (rusos), mientras exportaba productos de alta calidad al mundo, beneficiándose de la globalización. El país se ve ahora obligado a acelerar la transición ecológica, reestructurar las cadenas de suministro y prepararse para un mundo menos globalizado. Y estas cosas se suman a problemas bien conocidos desde hace tiempo, como la falta de digitalización, el cansancio de las infraestructuras y el envejecimiento de la sociedad, por mencionar algunos", apostillan desde ING.