
Cuando parecía que Moscú no tenía más bazas que sacar en la guerra de Ucrania, Vladimir Putin anunció ayer "una movilización parcial" de la población. Esta muestra de escalada bélica llega tras los diversos varapalos que las tropas rusas han sufrido en las últimas semanas a raíz de la contraofensiva por parte de Ucrania en la región de Lugansk, uno de los principales bastiones prorrusos.
Así, a través de un discurso previamente grabado y televisiado, el mandatario ruso se dirigió a la nación y explicó que se llamará a filas "solo a los reservistas" que hayan cumplido el servicio militar obligatorio. El presidente alegó que esta medida entra en vigor "obedece a la necesidad de defender la soberanía y la integridad territorial" del país. Esto llega después de que las regiones de que las autoridades de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, así como los prorrusos de Jersón, anunciasen un referéndum sobre la posible adhesión de estos territorios a Rusia entre el 23 y el 27 de septiembre.
Este anuncio del Kremlin ha sido recibido con temor entre la población rusa, que creen que el siguiente paso va a ser una movilización general. Al respecto, el jefe del comité de Defensa del Parlamento ruso, Andrei Kartapolov, aseguró que "no se decretará una movilización general en Rusia".
Eso sí, estas declaraciones las hizo horas después de que la Duma (Cámara Baja), aprobase esta ley que contiene conceptos como "movilización", "ley marcial" o "período guerra". Además dicho documento, que posteriormente será remitido al Consejo de la Federación (Cámara Alta) para luego ser ratificado por el presidente, incluye una serie de enmiendas al Código Penal para endurecer las penas de cárcel por actos cometidos en período de guerra, entre las que están la rendición (de tres a diez años de cárcel), deserción y los saqueos.
Aún así, en una entrevista para Parliamentska Gazeta, Kartapolov reiteró que el miedo por parte de la población sobre una posible movilización general "es absolutamente injustificado", a la vez que sostuvo que "no habrá movilización general".
Tras el anuncio de Putin, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, anunció en una entrevista para el canal ruso Rusia-24, que "se llamarán a filas a 300.000 reservistas" para reforzar el frente de Ucrania. Shoigu reiteró que esto "es solo una pequeña parte del número de personas movilizadas en el país".
La UE insiste en que el discurso es "una prueba más de que Putin no está interesado en la paz"
En su discurso televisado, Vladimir Putin también explicó que este decreto "contempla medidas adicionales para el cumplimiento de los pedidos de la industria militar". Un anuncio que hace tras haberse reunido, el pasado martes, con los jefes de las grandes empresas armamentísticas del país para pedirles que aumenten su producción para suplir el suministro por la guerra de Ucrania.
Sin salir del campo del armamento, el presidente ruso acusó a Occidente de instrumentalizar a Ucrania para atacar a Rusia y aseguró estar dispuesto a usar "todos los medios a nuestro alcance", incluidos los nucleares, para "proteger a Rusia y a nuestro pueblo".
Reacciones internacionales
Ante este anuncio de Rusia, las reacciones internacionales no tardaron en sucederse. El portavoz de asuntos exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, aseguró en su cuenta de Twitter que la amenaza con armas nucleares "es inaceptable y un peligro real". Por su parte, su número dos, Peter Stano, dijo en una comparecencia que esto es "una prueba más de que Putin no está interesado en la paz".
Por su parte, el vicecanciller alemán, Robert Habeck, ha dicho que esto es "un paso equivocado" y ha reiterado que su Gobierno está deliberando la respuesta a Moscú ante esta escalada bélica, reafirmando el apoyo a Kiev por parte de Alemania.
Finalmente, la embajadora de Estados Unidos en Kiev, Bridget Brink, dijo que los referéndum y la movilización "son signos de debilidad y del fracaso ruso".