Economía

Lo peor no ha pasado para Alemania: se dirige a una recesión invernal y a más presión inflacionista

  • La recesión se confirmará en el primer trimestre de 2023 debido al invierno
  • La inflación del año que viene será mayor, ya que no se ha tocado el pico
  • La construcción va a caer como lo hizo en la crisis financiera de 2008
El canciller alemán, Olaf Scholz. Foto: Reuters.

Alemania se dirige a una recesión invernal. Lo peor para la locomotora europea todavía no ha pasado, ya que las previsiones más sombrías se van a materializar a principios del año que viene. Entonces, se confirmará la crisis y se alcanzará el pico de inflación, según el Instituto Ifo, que anticipa un "duro invierno".

A esa situación se llegará tras el frenazo que se ha constatado al finalizar el verano y la estanflación actual, que desencadenarán el primer dato de crecimiento negativo. Será en el último tramo de este año. En concreto, la contracción será del 0,2% para el cuarto trimestre. A ello le seguirá un trimestre consecutivo más de desaceleración, del -0,4%, en los tres primeros meses de 2023. "La economía se va a contraer, respectivamente, en los trimestres de invierno", señala el organismo.  

Los peores meses van a ser los de octubre a diciembre de 2022 y de enero a marzo de 2023, encaminándose así Alemania a la recesión invernal. Todo ello se produce después de que el Ifo haya revisado a la baja sus previsiones de verano. "La economía alemana se está enfriando drásticamente y se enfrenta a un invierno duro", detalla el organismo en su pronóstico de otoño. El instituto económico recorta el crecimiento y eleva las perspectivas de inflación. 

Este año terminará con un crecimiento moderado, del 1,6%, por debajo de las previsiones previas del 2,5%. Sin embargo, el mayor impacto económico se producirá en 2023, con un PIB para el conjunto del -0,3%. Es decir, cuatro puntos porcentuales menos, que se achacan a que los consumidores van a reducir significativamente sus compras.

"Muchos servicios al consumidor fueron capaces de beneficiarse del fin de Ómicron, aumentando sus ventas hasta mayo. Pese a cierta recuperación, el coronavirus ha hecho mella en el comercio minorista y la reticencia a comprar de los consumidores se ha evidenciado últimamente", resume el Ifo. 

Las compras se ven ahogadas por la inflación y, de nuevo, lo peor no ha pasado. En 2022, el Índice de Precios al Consumo (IPC) alemán terminará en el 8,1% y se elevará al 9,3% para 2023 -o, lo que es lo mismo, 6 puntos porcentuales más que lo que esperaba el anterior análisis-. De hecho, los precios todavía no han alcanzado su pico máximo: será en el primer trimestre del año que viene, cuando se tocará el 11% de inflación. "Las elevadas tasas de inflación están erosionando los ingresos reales y los ahorros de los hogares, reduciendo su capacidad adquisitiva", señala el instituto económico.

Los suministradores energéticos van a seguir padeciendo los altos costes de aprovisionamiento. De nuevo, las mayores dificultades se verán en la primera parte del año que viene. Pese a que la energía va a seguir en el centro de la crisis, el Ifo considera que sí va a haber suficiente gas. 

La caída de la construcción será como la de 2008

Aunque la peor parte se la llevará el consumo debido a la inflación y a la crisis energética, la producción industrial también se está resintiendo. Eso sí, el sector manufacturero aguantará mejor y los pedidos a fábrica están mostrando una mayor resistencia.

Dentro de la industria, donde se va a ver una clara desaceleración es en la construcción. Será equiparable a la de inicios de la pandemia y a la de la crisis financiera de 2008. La razón es que el aumento de los costes de producción cancelará parte de los pedidos en curso y, los nuevos, mermarán. A todo ello contribuirá la subida de los tipos de interés, que frenarán la demanda.

El único alivio que encuentra el Ifo es que el paquete de ayudas del gobierno alemán: sí ayudará a las familias y empresas, aunque no será capaz de evitar la desaceleración. Habrá que esperar a la primavera que viene para que empiecen a caer los precios y para que el consumo se vaya reactivando. En conclusión: "no se volverá a la normalidad hasta 2024".

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