
Uno de los mantras más repetidos por los trabajadores es que deben acumular cotizaciones para poder asegurarse en el futuro una pensión de jubilación que cumpla con sus necesidades una vez se retiren de la vida laboral, pero más allá de este lugar común hay que saber que realmente los años cotizados, y especialmente los previos a la jubilación, son realmente claves de cara a la jubilación.
Todo se debe al método de cálculo de la Seguridad Social, que para diseñar la cuantía de las pensiones de jubilación toma en cuenta la base reguladora del trabajador (al igual que en otras pensiones o incluso en la prestación contributiva por desempleo, el paro) y el porcentaje de la misma a la que tiene derecho dicho trabajador.
La base reguladora de los trabajadores para la pensión se jubilación se ha ido modificando de forma progresiva desde 2013. Fue en ese momento cuando entró en funcionamiento la reforma de las pensiones de 2011, que introdujo un calendario por fases que pretendía subir los años a tener en cuenta para la base reguladora. La última fecha de este calendario ha sido precisamente 2022: con la llegada del nuevo año se toman los 25 años inmediatamente anteriores a la solicitud de jubilación.
O lo que es lo mismo: para calcular la base reguladora la Seguridad Social suma las bases de cotización de los 300 meses previos a la solicitud de la pensión de jubilación y el resultado lo divide entre 350. Esa cifra será la de la base reguladora del trabajador.
Como se toman en cuenta todos los meses de los 25 años previos, no es descabellado que en alguno de esos años el trabajador no hubiese cotizado (por ejemplo, por una situación de desempleo). En este punto la Seguridad Social lanza un salvavidas al ciudadano, la integración de lagunas por la cual se completan con bases ficticias (la base mínima durante 48 meses y el 50% de la misma después) esos periodos sin cotizar.
La Seguridad Social, además, también valora el efecto de la inflación: una base de cotización de 1.200 euros mantenida durante dos décadas no tendría el mismo valor en el año 2000 que actualmente. Por eso, el organismo aplica un índice de actualización que hará que esas bases de cotización se ajusten a la realidad actual.
Cuál es el porcentaje de base reguladora para cada trabajador
Hallada la base reguladora, al trabajador le queda conocer cuál será el porcentaje de esa base reguladora que conformará la cuantía de su pensión de jubilación. Esto se calcula considerando los años cotizados por el trabajador a lo largo de toda su vida:
-Lo mínimo son 15 años, que dan derecho al 50% de la base reguladora (o la pensión mínima).
-Tras esos 15 años, por cada uno de los siguientes 106 meses se da un 0,21% extra de base reguladora.
-Por cada uno de los siguientes 146 meses se da al trabajador un 0,19% de la base reguladora.
Con estas cifras, todos los trabajadores que lleguen a 36 años podrán conseguir el 100% de su base reguladora, lo que tradicionalmente se entiende como conseguir el 100% de la pensión. No obstante, ese 100% de la pensión no garantiza que la cuantía sea elevada, de ahí la importancia de la base reguladora y su protagonismo a la hora de determinar esas cantidades.
Un ejemplo de que tener el 100% de la base reguladora no significa necesariamente una pensión elevada es la jubilación de los trabajadores autónomos, que en su gran mayoría suelen cotizar por la base mínima de cotización. Los datos de la Seguridad Social son claros al respecto: su pensión media de jubilación es de las más bajas (833,32 euros mensuales) a pesar de ser el segundo gran régimen en cantidad de trabajadores (más de 3,2 millones).