La escalada de la inflación alcanzó este miércoles nuevos máximos históricos y la tasa general del IPC se coloca cercana al temido doble dígito: 9,8% interanual en marzo. El dato avanzado por el INE esta mañana es el pico más elevado desde mayo de 1985, mientras la inflación subyacente que excluye la volatilidad de los precios energéticos y los alimentos no elaborados avanza implacable hasta el 3,4%, su mayor dato desde la crisis financiera de 2008. Mientras tanto, fuentes del Gobierno ya reconocen que "es muy difícil que el plan de choque tenga efectos ya en abril" y esperan aún tasas récord de inflación para este mes.
De confirmarse el dato, que Estadística hará definitivo el 13 de abril, supondría un aumento de 2,2 puntos en su tasa anual sobre la variación anotada en febrero, del 7,6%. El crecimiento mensual respecto a febrero suma tres puntos porcentuales. Tomando la referencia histórica, no se registraba un avance tan elevado en un solo mes desde abril de 1977 –sumó un 4,3% entonces–, hace casi 45 años, también en crisis energética y al filo del Pacto de Moncloa.
El plan de choque que se ha planteado a lo largo del mes de marzo tomaba como referencia un 7,6% interanual en febrero que ahora es insuficiente. De hecho, expertos consultados por eE consideran que el Gobierno "ha planteado un plan de medidas limitado e injustificado con los datos de inflación registrados en marzo y los precios pueden seguir enquistados en altos niveles todavía en abril".
La presión de los precios sigue siendo principalmente energética y eleva los datos a registros máximos y extraordinarios. Las medidas sobre los carburantes serán efectivas desde el 1 de abril, si bien el desacople del precio del gas sobre el mercado mayorista tendrá que esperar unas semanas, según admiten fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos. A lo largo de abril, España aún tendrá que recibir el apoyo de los socios europeos.
Y es que el precio del gas ha crecido un 640% interanual, la electricidad un 530% y el petróleo va por el 530%. Esta presión energética, explican fuentes del Ministerio de Transición Energética y el Instituto de Estudios Económicos (IEE), viene arrastrada por la guerra en Ucrania y se ha producido un efecto contagio en la eurozona. Desde septiembre del año pasado, Rusia viene reduciendo el suministro a Europa.
Impacto en abril
La principal medida para limitar el impacto de los precios energéticos que se hace efectiva en abril es sobre los carburantes. El Gobierno rebaja 20 céntimos el precio del combustible, 15 céntimos a cargo de las cuentas públicas -con un impacto presupuestario que asciende a un total de 1.423 millones de euros- y cinco céntimos a cargo de los operadores petrolíferos. Según cálculos del IEE, esta medida reducirá únicamente un 0,5% el IPC.
El efecto base ha contenido una subida de por sí histórica en marzo. Si el comportamiento promedio del IPC entre 2017 y 2020 fue de un crecimiento del 0,8% -que indica que marzo es un mes alcista-, el efecto estadístico hace que el 1,8% de marzo de 2021 compense la subida mensual de 2022 y no sea aún más elevada. Precisamente, la inflación energética descoloca el escalón del efecto base.
La tasa subyacente, con el avance más elevado desde mayo de 2008, marca la referencia de la inflación general a corto plazo, indica el director general del IEE, Gregorio Izquierdo. "La inflación general tiende a converger con la subyacente", indica Izquierdo, quién prevé que esta coyuntura de precios se transitoria. El economista se apoya en que el conflicto en Ucrania certifique su final en las negociaciones que siguen en curso, si bien la incertidumbre en torno a este aspecto sigue siendo elevada. El efecto estadístico también favorece una hipotética desescalada de precios.
Desde la cartera de la vicepresidenta económica Nadia Calviño afirman que el principal objetivo del Plan de Choque de Respuesta a la Guerra, como lo conceptualiza el Ejecutivo, se marca un objetivo: atajar el impacto económico de raíz, proteger la recuperación, y minimizar el impacto energético. Contiene medidas por valor de 16.000 millones de euros para contener en los próximos tres meses el aumento de la tasa de inflación. No obstante, las fuentes oficiales no facilitan plazos ni cifras objetivo. Simplemente se limitan a señalar que la economía busca que sus precios alcancen el pico cuanto antes antes de volver a una estabilidad de precios asumible y compatible.
Pacto de rentas
La estabilidad de precios también busca cimentarse sobre la negociación colectiva del Pacto de Rentas, explican fuentes de Asuntos Económicos, un plan de estabilidad a años vista. Esta negociación tiene el mismo cariz de acuerdo de estado que el plan de choque recién presentado, si bien una de las críticas en torno al plan orquestado es la falta de consenso con los agentes sociales y políticos más allá de la responsabilidad política.
A la espera del dato definitivo de abril (el mes pasado la inflación superó las previsiones en la confirmación) la inflación en España roza ya el 10%. Según vaticinaron varios expertos para elEconomista la semana pasada, en marzo ya alcanzaría el doble dígito o si no, se quedaría muy cerca.
Unidad por decreto
El presidente del Gobierno volvió ayer de nuevo a mirar a Vladimir Putin para justificar la desbocada subida de los precios. Desde el Congreso de los Diputados, y en comparecencia para dar cuenta del último Consejo de Europa, Pedro Sánchez se atrevió a otorgar un porcentaje de responsabilidad al líder comunista, imputando el repunte de la inflación en España hasta en un 73%; de manera que, en lugar del 9,8% con el que se despertó el país, sin Putin como elemento pernicioso la inflación actual sería del 2,65%.
Sánchez presumió de bajar impuestos, allí "donde los hay que bajar, que es en el precio de la luz, y con un 60% de rebaja de impuestos del precio de la luz", dijo.
Recordó el presidente la ampliación del bono social eléctrico, la prórroga de anteriores rebajas fiscales, los 10.000 millones de los avales del ICO, o los 1.000 millones de euros destinados al sector del transporte, entre otras ayudas.
Sánchez se zafó de las críticas de los principales partidos de la oposición, PP y Vox, defensores de medidas adicionales como la rebaja de varios impuestos para aplacar el repunte de la inflación. A ellos les llamó "la derecha al cuadrado", argumentando que él no podría aplicar esa política fiscal, pues supone una actuación "suicida que mermaría el Estado de bienestar".
Ambicioso, abierto, dinámico y de medidas poderosas -así se refirió a su plan-, el dirigente socialista reprochó a la bancada de la derecha que no contribuya a una acción de unidad, como en su opinión hace Europa.
Así, con el respaldo adelantado a la aprobación del RDL -que podría ser a finales de abril-, los socios del Ejecutivo de Pedro Sánchez sí afearon la gestión del presidente por tardía, insuficiente, por medidas de marketing o, como dijo PNV, necesitadas de iniciativas estructurales, tocando el cuadro macroeconómico que ha quedado desactualizado.
De la discutida unidad habló el Partido Popular. En concreto, Cuca Gamarra discrepó de esta demanda, al entender que Pedro Sánchez no ha negociado con nadie y, por el contrario, se ha impuesto, aplicando "esto son lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas".
Núñez Feijóo se compromete a estudiar el RDL, aunque no llega a ver medidas eficaces
Gamarra, como Alberto Núñez Feijóo, recordó al presidente que éste se comprometió en la Conferencia de La Palma a bajar impuestos. Y ahora, con los datos del RDL en la mano, ese compromiso se ha difuminado. Por esta razón, Feijóo señaló que a día de hoy resulta "impropio pactar decisiones publicadas ya en el BOE".
No obstante, el dirigente gallego afirmó ayer que se compromete a estudiar el decreto, no sin subrayar que Sánchez "no puede ceñir" el problema de la inflación solo a la influencia de Ucrania, ya que, "la tasa española está un 40% por encima de la media de la UE", lo que en su opinión evidencia que "las políticas económicas y de gasto del Gobierno no funcionan".
Vox, por su parte, adelantó ayer su voto negativo al RDL, mientras que Cs afeó a Sánchez por pedir en 16 horas una carta blanca.
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