Fracasan las prolongadas negociaciones desarrolladas anoche, e incluso durante esta mañana, entre el Gobierno y los nacionalistas vascos. Finalmente el PNV no apoyará, ni tampoco se abstendrá, en la convalidación de la norma que ya ha comenzado en el Congreso de los Diputados. Al contrario, el PNV se alineará con ERC y con Bildu y rechazará la reforma.
El punto crítico para que la formación vasca diera su 'sí', el respeto a la prevalencia de los convenios colectivos autonómicos sobre los estatales, no se ha cumplido y así se explica su distanciamiento con respecto al Ejecutivo.
La reforma laboral, con todo, no peligra debido a este revés, debido al impulso que esta semana recibió la llamada vía Ciudadanos respaldada por los grupos minoritarios. Tras las últimas incorporaciones a este bloque favorable de PDeCAT y de UPN están garantizados los 176 síes que suponen la mayoría absoluta y que garantizan la convalidación del decreto anunciado a finales del año pasado.
La clave de la reclamación del PNV pasaba por que, en caso de conflicto, sean los acuerdos autonómicos los que primen. Se trata del llamado "acuerdo profesional vasco" que, como recordaba este mismo mes el presidente de ese partido, Andoni Ortuzar, "ya ha estado en vigor largo tiempo y no se ha hundido el mundo". Además, Ortuzar puso de manifiesto que dicha prevalencia contaba con el pleno acuerdo de los sindicatos y las organizaciones empresariales de Euskadi.
Sin embargo, desde hace semanas, Félix Bolaños y otros miembros del Ejecutivo central se resistieron a reconocer la máxima protección jurídica que el PNV reclamaba para esos convenios.
Como resultado, el bloque opositor a la reforma, en el que figuran formaciones tan heterogéneas como ERC, el PP, Bildu o Vox, se ve engrosado.