Economía

¿Por qué la inflación se está disparando en España el doble de rápido que en Portugal?

  • La electricidad se dispara en España un 62,8% frente al 2,8% de Portugal
  • La explicación reside en la fórmula portuguesa para establecer los precios
  • Los combustibles también suben mucho más en España que en Portugal
Frontera entre España y Portugal en el Puente Romano de Segra. Foto de iStock

La inflación se ha convertido en una de las preocupaciones más notables para familias, empresas y bancos centrales. Tras años de estancamiento de los precios, el IPC está presentando tasas de variación no vistas en décadas en la zona euro. Pero como ya es habitual en la corta historia de la Eurozona, las divergencias entre países vuelven a ser más que notables.

En esta ocasión la divergencia surge entre dos países  cuyas economías (e historia) suelen moverse de forma similar, lo que lo hace aún más llamativo. Mientras que en España la inflación se ha situado en octubre y noviembre en el 5,4 y 5,6% respectivamente, en Portugal los precios han avanzado solo un 1,8 y un 2,7% en los mismos meses. Dos economías que han seguido caminos relativamente similares, ahora están presentando un desacople de precios producto, principalmente, del distinto impacto del encarecimiento de la energía (electricidad sobre todo) en cada economía.

La inflación se dispara en España y en Portugal sigue cerca del 2%
La inflación se dispara en España y en Portugal sigue cerca del 2%

Más allá de la pérdida de poder adquisitivo que puede suponer para las familias españolas, una subida de precios mucho más intensa (y volátil) en España que en Portugal también puede generar un problema de competitividad para las empresas nacionales que tienen que lidiar con unos costes superiores, que amenazan con reducir el atractivo de los bienes y servicios españoles en los mercados internacionales.

¿Por qué está diferencia entre España y Portugal? Desagregando los componentes que dan forma al IPC se puede observar que casi toda la diferencia se encuentra en el componente energético (electricidad, gasolina, diésel...). Los últimos datos desagregados por contribución al IPC son los de octubre. En España el IPC interanual fue del 5,4%. De esos 5,4 puntos, 4,155 correspondieron a la energía, 0,635 a los servicios, 0,415 a la comida, alcohol y tabaco, y 0,213 a los bienes industriales no energéticos. Estos últimos van desde la ropa, calzado, libros, hasta los automóviles, muebles o electrodomésticos.

En Portugal la inflación es del 1,8% y se desagrega de la siguiente forma: 1,082 puntos vinieron de la energía, 0,557 de los servicios, 0,157 de la comida, alcohol y tabaco y 0,0784 de los bienes no energéticos. Más de tres puntos de la diferencia entre la inflación lusa y española vienen de la energía, un componente que supuestamente está supeditado en gran parte a los mercados internacionales (gas, petróleo...).

Los últimos datos de Eurostat (agencia de estadística de Bruselas) son reveladores. Mientras que la electricidad ha subió un 62,8% interanual en España en octubre, el Portugal lo hizo solo en un 2,8% (en la zona euro alrededor de un 16%). La diferencia es en parte porque en España la electricidad fue inusualmente barata durante buena parte de 2020 y la subida que hoy afecta a todo Europa también está afectando de una forma más aguda a España. El notable auge de los precios más un efecto base importante (al comparar los datos con los de 2020). La clave está en la volatilidad de los precios de la electricidad en España.

Tiago Belejo Correia, economista de CaixaBank Research, ha publicado un artículo analítico en el que explica buena parte de esta diferencia: "La escalada de los precios de la energía está teniendo su máximo exponente en la electricidad. En el mercado ibérico de electricidad, el MIBEL, el precio medio entre julio y septiembre fue de 122,8 EUR/MWh, lo que contrasta con los 39,6 EUR/MWh que registró en promedio en 2020. Esta tendencia de subida acentuada continuó en octubre. Varias razones subyacen para este encarecimiento, entre las que destaca el aumento del precio de los derechos de emisión de CO2 y del gas natural (combustible utilizado en las centrales de ciclo combinado). Generar un MWh de electricidad en una central de gas necesita entre 1,7 y 2,0 MWh de gas natural y emite 0,4 toneladas de CO2", explica el experto.

Si la diferencia en el mercado ibérico está siendo igual de importante para España y para Portugal, ¿por qué los lusos están pagando mucho menos por su electricidad? "Aunque la mayor parte de los consumidores portugueses están en el mercado liberalizado, el hecho de que el tránsito al mercado regulado pueda realizarse sin limitaciones junto con el mantenimiento de las tarifas del mercado regulado reduce la volatilidad y ejerce de referencia para el precio del mercado liberalizado", asegura el experto de CaixaBank Research.

Además, este experto destaca que en Portugal buena parte del precio está controlado por el Estado a través de la Entidad Reguladora de Servicios Energéticos (ERSE), que establece un precio fijo durante el año, aunque puede revisarse a la mitad del ejercicio si las previsiones no se ajustan a las del regulador, pero estas modificaciones son lentas y se producen a lo largo del tiempo.

Aunque compartimos mercado eléctrico, en Portugal la fijación del precio de la electricidad se produce antes de que varíe el mercado mayorista, en España se produce después y casi en tiempo real, lo que genera fuertes vaivenes en los precios que nos llevaron a pagar en 2020 muy poco y en 2021 bastante más. Al realizar la tasa de diferencia en España estamos pagando un 60%, la electricidad más cara de Europa. En Portugal sin embargo se mantiene en unos niveles similares a los de 2020, pero entonces el país vecino pagaba uno de los precios más caros.

El ERSE establece de forma anual el precio de la electricidad. Por el contrario, en nuestro sistema el precio se calcula cada día atendiendo a los movimientos del mercado mayorista. Probablemente, si se hace una media de lo que pagan portugueses y españoles a lo largo de cinco años, la cantidad es similar, la diferencia es que en Portugal se paga durante varios años de forma estable y en España estamos a merced de los movimientos del mercado.

El impuesto a renovables

Por otra parte, cerca del 40% de la factura energética portuguesa (sin los impuestos) tiene que ver con el componente de sobrecoste de la producción en régimen especial (producción de electricidad a través de energía solar, eólica, biomasa). Este es un sobrecoste asociado a la compra de energía renovable (que tiene una tarifa garantizada, normalmente más alta que los precios de venta en el mercado mayorista). Sin embargo, ahora el precio en el mercado mayorista supera con creces la tarifa garantizada a las renovables.

Belejo Correia explica que en circunstancias normales (con precios más bajos en el mercado mayorista) el precio de mercado en el MIBEL se encuentra por debajo de los 90 EUR/MWh y los consumidores pagaban el diferencial. Sin embargo, ahora ocurre lo contrario, lo que ha amortiguado para el consumidor el encarecimiento que se produce en el mercado mayorista". De modo que lo que ha sido calificado como 'milagro' eléctrico de Portugal no debería ser calificado como tal. Los portugueses llevan años pagando la subida de hoy y la pagarán poco a poco en el futuro.

El impacto de la gasolina

Por otro lado, otro factor que está influyendo en la diferencia de la factura energética total es la gasolina y el gasóleo. Pero aquí la clave es similar a lo que ocurre con la electricidad. Portugal tiene unos impuestos especiales bastante más elevados en ambos tipos de combustible (de ahí que los portugueses que viven cerca de la frontera vengan a España a repostar). Estos impuestos no son un porcentaje del precio final (como es el caso del IVA), sino que suponen una cuantía fija por cada litro. El precio final de cada litro está compuesto en más de un 64% por impuestos, por lo que la subida del precio del petróleo no influye tanto en el precio final de gasolina y gasóleo, reduciendo el impacto en la inflación de este componente. Mientras que en España los combustibles han subido alrededor de un 30% interanual, en Portugal lo han hecho en un 20%.

Por último, la subida relativamente superior de la electricidad y los combustibles en España se está empezando a trasladar al resto de bienes y servicios. Los costes de producción para las empresas se disparan (una factura de la luz más alta, más costes de transporte...), lo que al final termina permeando en el precio de los bienes y servicios finales que se venden y producen en España. En Portugal este auge de costes está siendo inferior.

Los costes se disparan para las empresas españolas
Los costes se disparan para las empresas españolas

Todo lo anterior se puede ver reflejado claramente en los precios al productor (PPI) de ambos países: en Portugal el PPI ha subido un 15%, mientras que en España se ha disparado por encima del 31%. Los costes se están disparando para las empresas españolas (que tienen que lidiar con unos precios mucho más volátiles, lo que entorpece la planificación), lo que puede generar un problema de competitividad, sobre todo si las firmas portuguesas producen bienes y servicios similares (sustitutos) a las de las españolas.

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