
El Parlamento Europeo ha dado el aprobado definitivo al nuevo acuerdo comercial entre la UE y el Reino Unido. Tras un agitado divorcio y una complicada negociación, el Brexit llega a su fin con la ratificación del nuevo partenariado, tras más de 47 años de permanencia de Londres en la Unión.
Como se esperaba, la Eurocámara aprobó el nuevo tratado por una abrumadora mayoría de 660 votos a favor, cinco en contra y 32 abstenciones, según los resultados publicados este miércoles, aunque la votación tuvo lugar la víspera. Pero su visto bueno llegó con condiciones, ya que los eurodiputados quieren jugar un mayor papel en la supervisión de la nueva relación, y que atraviesa momentos complicados precisamente por la aplicación deficiente del acuerdo en Irlanda del Norte, ya que estaba en vigor de manera provisional desde enero.
"El Parlamento Europeo votó sobre el acuerdo de mayor alcance que haya concluido la UE con un tercer país", señaló el presidente de la Eurocámara, David Sassoli. El italiano se mostró confiado con las oportunidades que traerá en el futuro, aunque añadió que la institución vigilará su cumplimiento sin permitir deslices.
Para satisfacer las demandas de los eurodiputados, la Comisión publicó un comunicado con el que prometió a la Eurocámara que jugará un papel importante en la supervisión de la nueva asociación. El Ejecutivo comunitario indicó que la Eurocámara tendrá una "participación adecuada" en las "decisiones importantes" relacionadas con el acuerdo, incluyendo su modificación, suspensión, o la imposición de sanciones a Gran Bretaña si rompe lo acordado.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recordó que el acuerdo incluye los medios legales para asegurar su cumplimiento y "no dudaremos en usarlas si es necesario".
Tensiones en Irlanda del Norte
La aprobación llega justo cuando Londres y Bruselas intentan solucionar amigablemente las tensiones en Irlanda del Norte, dado que el Reino Unido no está aplicando los controles fronterizos en el Mar del Norte a los productos destinados a su región norirlandesa, tal y como acordaron para no imponer fronteras en Irlanda y mantener así la paz en la isla.
Al mismo tiempo, ambas partes han chocado por la entrega de vacunas de AstraZeneca, y Francia ha amenazado con bloquear las operaciones de firmas financieras británicas en la UE si Londres no respeta los compromisos para las capturas pesqueras, un asunto muy sensible para París.
El tratado elimina las cuotas y aranceles para el flujo de bienes, y ambas partes se comprometieron a mantener paridad regulatoria en materia laboral, medioambiental o de ayudas de Estado. Sin embargo, el Reino Unido decidió excluirse de varias áreas como el programa Erasmus, y tampoco quedaron incluidos los servicios financieros, la joya de la corona para las islas.
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