En enero, la inflación de la eurozona se disparó 1,2 puntos, hasta el 0,9% interanual debido, en gran medida, al aumento de los tipos del IVA en Alemania. En España, en concreto, la tasa de variación anual del IPC fue del 0,6%, 11 décimas superior a la del mes anterior. Y según las previsiones de algunos expertos, es probable que a finales de año se supere la tasa de inflación del 2% fijada por el BCE.
La inflación no es más que la subida generalizada de los precios, lo que hace que se puedan adquirir menos bienes y servicios por cada euro con el paso del tiempo. Es decir, produce que cada euro valga mañana menos que hoy. Para calcular ese porcentaje de pérdida se tienen en cuenta todos los bienes y servicios que consumen las familias, es decir los artículos de consumo diario (los alimentos, la gasolina), los artículos de consumo duradero (la ropa, los artículos de tecnología e informática, los automóviles o los electrodomésticos), y los servicios (los seguros, el alquiler de la vivienda, incluso las visitas a la peluquería).
La inflación, por tanto, es la causa de que el dinero pierda valor año tras año, y a excepción de la caída del pasado 2020 con motivo de la crisis económica derivada del Covid-19, no ha dejado de subir. En el caso de España, desde 1999, siempre ha llevado una línea ascendente, y, de hecho, en 2007, marcó la cifra récord de los últimos años al situarse en el 4,22%.
Para visualizar su efecto, nada como comparar el precio de la cesta de la compra entre un mes del año actual con el mismo mes del año anterior. Pero poner otro ejemplo, muchos padres deciden abrir una hucha a sus hijos cuando nacen pensando en la formación del futuro o en las necesidades que puedan tener cuando cumplen la mayoría de edad.
Supongamos que un padre logra reunir 15.000 euros el día de su nacimiento y que además ahorra 150 euros al mes hasta que éste cumpla 18 años. Ese día habrá conseguido reunir 47.400 euros, pero su valor, según los cálculos de Finect, en realidad será de 32.949 euros, ya que la inflación se habría comido con los años 14.451 euros. Eso, siempre y cuando la inflación suba de media un 2% anual.
Otro padre, con algo menos de poder adquisitivo, logra reunir 10.000 euros el día que nace su hijo, y ahorra en lugar de 150 euros cada mes 100 euros. Cuando llegue el décimo octavo cumpleaños, sin embargo, habrá logrado reunir 52.864 euros ya que decidió invertir desde el principio el dinero en un producto con un 5% de rentabilidad anual, en lugar de tenerlo parado como en el primer caso. Si el padre del anterior ejemplo hubiese invertido su dinero en el mismo producto habría conseguido más de 79.000 euros al cabo de los mismos años.
¿Cuánto pierden tus ahorros?
Cómo esquivar el efecto
Para lograr evitar a este enemigo silencioso, por tanto, la solución pasa por la inversión. Las opciones varían en función, sobre todo, del riesgo que se esté dispuesto a asumir, pero si el horizonte temporal es a largo plazo la buena noticia es que el riesgo se diluye. No tomar nada de riesgo actualmente no sería una opción, ya que la rentabilidad que ofrecen las mejores opciones como la cuenta de MyInvestor (1% el primer año) o el depósito a 36 meses de JT Banka (1,28%) no lograrían batir a la inflación. Ni tan siquiera los fondos de menor riesgo lo logarían, aunque en algunos casos como el Naranja a Corto Plazo de ING estarían próximos a hacerlo. A 10 años logra sumar un 1,77%, aunque la rentabilidad en 2020 fue del 1,04% y a ambas habría que restarles las comisiones. Aunque lo cierto, bien sea con las cuentas, los depósitos o los fondos a corto plazo de renta fija, es que algo es mejor que nada.
Pero si se quiere batir a la inflación, y además ganar rentabilidad, necesariamente hay que invertir en renta variable, lo que, en principio, entrañaría un mayor riesgo. En este apartado hay opciones para todos los gustos. Una alternativa son los fondos temáticos, y dentro de esta categoría los de tecnología han demostrado en los últimos meses de pandemia una rentabilidad por encima de la media. Es el caso del JP Morgan Funds - US Technology Fund, que en 2020 sumó un 71,77% y en lo que va de 2021 acumula un 10,63%. A más largo plazo su rentabilidad es del 40,87% a cinco años y del 21,80% a 10 años. Dentro de esta categoría, los bancos españoles también ofrecen posibilidades para hacer crecer el dinero ahorrado, aunque de forma más modesta. Por ejemplo, el BBVA Telecomunicaciones sumó un 28,75% en el ejercicio pasado. A cinco años su rentabilidad es de 21,45% y a 10 de 14,63%.
Pero si además de ganar dinero se pretende hacer de forma responsable, la alternativa pasa por invertir en fondos que inviertan bajo criterios ESG, es decir bajo criterios ambientales, sociales y de buen gobierno por sus siglas en inglés (Environmental, Social and Governance). En esta categoría, el Schroders Global Climate aportó un 37,66% en 2020 y acumula un 206,11% en los últimos 10 años (11,84% de forma anualizada). A cinco años suma un 19,24% al año.
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