
Discusión hasta altas horas de la mañana bajo la presión de la apertura de los mercados. La creación de un fondo para ayudar a los socios europeos en apuros. Podría haber sido el resumen de la cumbre de este verano. Pero también sucedió una década antes, el 9 de mayo de 2010, día de Europa. Aquel domingo, los ministros de Finanzas del euro (el Eurogrupo) y la Comisión Europea se sacaron de la chistera un fondo de 440.000 millones de euros para calmar a los mercados, en uno de los findes de semana más tensos de la pasada crisis financiera. Esta Facilidad Europea para la Estabilidad Financiera, un instrumento temporal, se convirtió en permanente en 2012 bajo el nombre de Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), alcanzando el medio billón de euros.
Tras haber ayudado a cinco países (Grecia, Portugal, Irlanda, Chipre y España), el fondo de rescate europeo se ha reforzado una década después al calor de una nueva crisis, y de cara a una recuperación rodeada de turbulencias e incertidumbre.
El Eurogrupo aprobó este lunes la revisión del Tratado del MEDE. Tal y como explicó su director gerente Klaus Regling, la reforma permitirá que las dos líneas de crédito que ofrece a los países, antes de pedir un rescate completo, sean "más fáciles de utilizar".
Es decir, se mantiene la potencia de fuego del mecanismo de 500.000 millones de euros. Pero se facilita la utilización de su arsenal preventivo para que los países puedan solicitar un préstamo blando. No se les exigirá un programa de ajuste, sino haber cumplido los dos años previos con el Pacto de Estabilidad, no tener desequilibrios excesivos, tener acceso a los mercados a precios razonables y comprometerse con volver a equilibrar las cuentas.
Además, la reforma también permitirá que el MEDE se convierta en un colchón ("backstop") para el fondo europeo de resolución bancaria. Es decir, asegurará que siempre tenga los 60.000 millones de euros de volumen previsto para liquidar un banco de manera ordenada. Este 'backstop' se espera que entre en funcionamiento en 2022, dos años de lo inicialmente previsto, una vez que se complete la ratificación parlamentaria de la revisión del MEDE el próximo año.
Estos préstamos del MEDE no han sido aún utilizados, sobre todo por el estigma de acudir a ellos
Para cerrar el acuerdo, ha sido necesario reducir el riesgo en los balances bancarios, sobre todo en términos de los créditos morosos. La pandemia además añadió nuevas herramientas. El pasado mayo, el Eurogrupo aprobó la creación de una línea de crédito de hasta 240.000 millones de euros para cubrir principalmente los costes sanitarios, y el impacto de las medidas de confinamiento aprobadas por los socios el euro.
Sin embargo, estos préstamos del MEDE no han sido aún utilizados, sobre todo por el estigma de acudir a un mecanismo que hasta hace poco era el último recurso para aquellas economías a las que se les habían cerrado los mercados.
Los socios del euro además están esperando al fondo de recuperación frente al Covid, acordado el pasado verano pero aun pendiente de ser concluido. Cuenta con 750.000 millones en ayudas a fondo perdido y préstamos blandos, en este caso para todos los Estados miembros de la UE.
De nada ha servido los continuos mensajes de la Comisión, del Eurogrupo o del MEDE destacando las bondades de acudir a sus créditos blandos para financiar los costes de la pandemia. Según explicó Regling la pasada primavera, España se ahorraría unos 2.000 millones de euros si acudiera a su instrumento.
El debate sobre el MEDE, sobre su intervención y su reforma, ha llegado a rozar la pasión y los decibelios de una opera en Italia. Roma mantuvo bloqueada durante un año la revisión del mecanismo por la introducción de las Cláusulas de Acción Colectiva (CACs), que facilitan la reestructuración de la deuda. Con un endeudamiento público que se acerca al 140%, Italia temía que estas CACs pondrían más nerviosos a los mercados, encareciendo su financiación.
Tras un año de bloqueo, y sin haber alterado el texto de la reforma, el ministro de Finanzas italiano, Roberto Gualtieri, finalmente dio su brazo a torcer tras resaltar que estas CACs no implicarán que una reestructuración de la deuda será más probable en la zona euro.
Alemania espera un acuerdo sobre el fondo de recuperación "pronto"
El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, se mostró este martes confiando con que los Estados miembros lograrán un acuerdo sobre el fondo de recuperación pronto. El principal obstáculo continúa siendo el veto de Hungría y Polonia, dado que se oponen a la condicionalidad del Estado de Derecho adherida a los fondos europeos.
Scholz presidió el último encuentro de los ministros de Finanzas de la UE (Ecofin) bajo la presidencia alemana. El próximo semestre tomará el relevo Portugal. Según el documento de sus prioridades, al que tuvo acceso elEconomista, la agenda social ocupará un lugar preeminente durante su presidencia. El gobierno portugués organizará en Oporto una cumbre social el 7 y 8 de mayo, para dar un impulso al Pilar Social de la UE.
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