
La segunda ola del covid-19 ha golpeado duramente al continente europeo. "La situación es muy preocupante", describió ayer con rostro serio la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Y como advirtió esta médico de formación, las cifras de positivos continuarán disparándose durante las próximas dos o tres semanas.
La jefa del Ejecutivo comunitario compareció para pedir más intercambio de información y coordinación a los Estados miembros en media docena de áreas, incluyendo el rastreo, las campañas de información a los ciudadanos, o las estrategias de vacunación para cuando llegue la esperada solución. Porque, tras más de medio año de pandemia, la cooperación entre los gobiernos sigue dejando mucho que desear, con unas autoridades nacionales que van dos pasos por detrás superadas por la pandemia.
Las medidas propuestas por Bruselas también cubren los viajes, uno de los puntos donde más ha quedado en evidencia la falta de coordinación europea. La Comisión propone que se desarrolle un protocolo común sobre la obligación de realizar pruebas de covid, comenzando con el transporte aéreo. También quiere que haya una posición común respecto a las cuarentenas que se imponen a los viajeros que proceden de una zona de riesgo, y contar con un localizador digital común para los viajeros europeos.
Las propuestas de la Comisión formarán parte de la discusión que mantendrán este jueves los líderes europeos por videoconferencia, en la que buscarán cómo mejorar su respuesta frente a esta segunda ola. La cumbre digital llegará justo cuando Europa está imponiendo restricciones ya similares a las de la pasada primavera. Alemania y Francia anunciaron este miércoles confinamientos parciales. Bélgica podría seguir sus pasos, o ir más allá, este fin de semana. El país, que registra la mayor incidencia en Europa rondando ya los 1.400 positivos por cada 100.000 habitantes, es incapaz de detener la escalada, a pesar de tener cerrados los bares, restaurantes o gimnasios, además de un toque de queda.
El epidemiólogo belga Peter Piot, principal consejero de von der Leyen para el covid-19, reconoció que en algunos países la única opción ya es imponer un confinamiento para detener el virus y salvar vidas.
La gran esperanza será la vacuna, aunque no cambiará las cosas de la noche a la mañana
Preguntada por qué la respuesta europea al virus ha fallado, von der Leyen reconoció que la estrategia de salida de la primera ola fue "parcialmente demasiado rápida, y las medidas se relajaron muy pronto". Por ese motivo tenemos una segunda ola, "y no sabemos si será la última", añadió. Dependerá de si se vuelven a cometer los errores de la primera ola, cuando la presión económica y la urgencia por disfrutar del verano precipitó la relajación. Piot pidió no cometer los mismos errores ahora con la Navidad, dado que podríamos terminar teniendo una tercera ola pasadas las próximas vacaciones.
La gran esperanza será la vacuna, que aunque no cambiará las cosas de la noche a la mañana, nos ayudará "a ver la luz al final del túnel", dijo von der Leyen. La alemana explicó que, para finales de año, podríamos conocer la efectividad de las 11 vacunas que están actualmente en ensayos clínicos. Gracias a los acuerdos firmados por la UE con varias farmacéuticas, los europeos tendrán derecho a 1.200 millones de dosis, suficientes para vacunar a 700 millones de personas, superior a la población europea. Esto sería en el escenario más optimista, porque como recordó von der Leyen, no todas las vacunas en proceso de prueba tendrán éxito desde el punto de vista de la seguridad y efectividad.
Cuando empiecen a llegar las vacunas, probablemente en primavera, von der Leyen explicó que podrán distribuir entre 20 millones y 50 millones de dosis al mes entre los Estados miembros.
La fatiga "corona"
En comparación con la primera ola del covid-19, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, admitió que ahora conocemos más al virus, y sabemos lo que funciona frente a él. Pero también reconoció que ahora existe "una fatiga por el coronavirus" entre los ciudadanos. Las protestas en Italia son una muestra clara de ello. El epidemiólogo Peter Piot indicó que "comprende totalmente" la fatiga de la población, porque además "ahora estamos hablando de esfuerzos por más tiempo".
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