Otro mes más, la deuda pública escala un nuevo peldaño en medio de la grave crisis causada por el covid-19. El avance de la deuda de las administraciones públicas parece imparable. Este fuerte desequilibrio suma más de 130.000 millones desde principios de año, lo que ha llevado a la deuda pública a alcanzar niveles que no se veían desde 1902, tras tocar el 111% del PIB. Los datos publicados pertenecientes al mes de agosto muestran un aumento de más de 7.536 millones en un solo mes hasta una deuda total de 1,3 billones de euros. De esta forma, la deuda que acumulan las administraciones públicas se aleja cada vez más de los niveles vistos durante y después de la anterior crisis. Ya hay que remontarse más de un siglo atrás para encontrar unos niveles de deuda similares.
La intensa caída de la actividad económica a la que se enfrenta España está generando una desplome de los ingresos públicos (retroceden los ingresos por IVA, caída de IRPF, Sociedades...), a la vez que se han disparado los gastos por la activación de los estabilizadores automáticos (prestaciones de paro, Ertes...) y del gasto discrecional para intentar suavizar el golpe. Todo ello está coincidiendo con un desplome del PIB que dará como resultado a un incremento muy abultado de la deuda pública relativa cuando acabe el año.

Aunque está siendo la deuda pública la que más rápido esta creciendo durante la crisis, los pasivos privados de las empresas y las familias también se encuentran en una posición compleja. Hace pocas semanas, el Banco de España revelaba que la deuda total de la economía española superaba el 250% del PIB, siendo la deuda pública la que más peso tiene.
Volviendo a la deuda del sector público, los economistas de CaixaBank explican que este empeoramiento es atribuible, por un lado, a un descenso de los ingresos del Estado, derivado de la reducción de la actividad por el covid-19, y al aumento del gasto producto de la recesión económica y la actividad de los estabilizadores automáticos y otros planes de gasto discrecional. Hasta agosto, se ha producido un descenso de los ingresos del Estado del 13,8% interanual. En particular, la caída del consumo ha mermado la recaudación por IVA un 15,6% interanual, mientras que la recaudación del IRPF y del Impuesto de Sociedades han caído un 27,4% y un 7,1% respectivamente. Asimismo, los gastos del Estado acumulados hasta agosto aumentaron un 18,9% interanual. Los mayores aumentos de gasto corresponden a transferencias a las CC. AA. y a la Seguridad Social.
Así, atendiendo a los datos de déficit público acumulado hasta julio se podía prever que el crecimiento de la deuda iba a ser importante en la primera mitad del año. El déficit del conjunto de las administraciones públicas al 6,5% del PIB hasta el mes de agosto (72.400 millones) mientras que el déficit del Estado escala al 5,4% del PIB hasta julio, según los datos del Ministerio de Hacienda. En concreto, en los siete primeros meses del año, el déficit del Estado se sitúa en 60.413 millones, lo que equivale al 5,4% del PIB. "Como resultado, prevemos que el déficit público se sitúe algo por debajo del 13,0% en 2020 y que la deuda pública supere el 120% del PIB", destacan desde el banco catalán.
Esto deja entrever que el crecimiento de la deuda ha sido muy superior al del déficit, algo que parece carecer de sentido. Todo se debe al conocido como 'ajuste deuda/déficit'. La metodología usada (Protocolo Excesivo de Déficit o PDE) para contabilizar la deuda pública y el déficit son diferentes. Por ejemplo, el rescate de la banca o las aportaciones para los rescates de Grecia, Irlanda o Portugal contabilizaron como deuda pero no como déficit, lo que provocó un desajuste similar al actual (algo más pequeño) en el año 2012 que explica aquí a la perfección el Banco de España en una nota técnica.
El Banco de España en sus estimaciones económicas, entre las que se incluían las de déficit público, destacaba el duro golpe que está causando el covid. "El impacto de la crisis sanitaria sobre las finanzas públicas está siendo, asimismo, muy grave. La acción combinada de las contundentes medidas puestas en marcha para contrarrestar el impacto de la pandemia sobre la salud pública y sobre la actividad económica y de los estabilizadores automáticos dará lugar a una fuerte elevación del déficit de las AAPP en 2020, que se situaría en el -10,8% y el -12,1% del PIB.
No obstante, esta misma semana, los investigadores de BBVA Research destacaban que en el tercer trimestre del año el crecimiento va a ser más fuerte de lo que se esperaba (gracias a un mayor consumo de bienes made in Spain), una notica positiva entre tanto pesimismo, aunque la panorámica general no variará demasiado.
También, los economistas del BdE calculan que la deuda pública experimentará en 2020 un aumento de hasta 25 puntos porcentuales, pudiendo llegar hasta el 120,6% del PIB. Además, "la ratio continuaría aumentando, en términos acumulados, durante el bienio posterior". Es posible que al final de esta crisis la deuda acabe alcanzando cotas inimaginables hace unos meses. La OCDE eleva hasta casi el 130% el aumento de la deuda pública, en parte por la caída del PIB y en parte, probablemente, por el ajuste deuda/déficit del PDE.
La crisis de deuda de 2012
La deuda pública alcanzó el 100,9% en el primer trimestre de 2015, cuando España ya estaba recuperándose de la crisis de deuda soberana que asoló parte de Europa (entre 2010 y 2012) con un crecimiento sólido, pero la tasa de paro aún se encontraba por encima del 20% (tiene un coste en prestaciones y merma los ingresos por cotizaciones y otros impuestos). Ese año, el déficit público aún fue del 5,2% del PIB, lo llevó a que la deuda creciese levemente.
Desde entonces y pese al crecimiento de la economía nacional, la deuda se ha movido relativamente poco. Los déficits públicos registrados con todos los gobiernos y una inflación que lleva años controlada, impiden que la deuda pública sobre PIB (se usa el PIB nominal para este ratio) haya caído de forma importante durante este último ciclo de crecimiento. El valor más bajo se registró en el cuarto trimestre de 2019 cuando cayó al 95,5%.
La parte positiva que se puede destacar es el reducido pago por intereses de la deuda, que a la postre es uno de los factores más relevantes para la sostenibilidad de la misma. El pago por intereses de la deuda se ha reducido desde el 3,5% del PIB en 2013 a poco más del 2% en 2019 y bajando. Mientras que el Banco Central Europeo siga apoyando a la deuda soberana con los vastos programas de compras de bonos en el mercado secundario, que están llevando los intereses que pagan todos los países por emitir deuda a mínimos históricos, la carga financiera de la deuda seguirá siendo reducida.
La intervención del BCE ha llevado a una buena parte de los países europeos (Alemania o Países Bajos) a recibir intereses gracias a los tipos negativos que presenta una parte relevante de la curva de rendimientos de la deuda soberana de estos países. Aunque en términos agregados estos países aún siguen pagando algo por la deuda (dentro del stock hay deuda emitida hace años cuando los tipos eran altos), el monto ha caído incluso por debajo del 1% del PIB.