La derrota de Nadia Calviño en su carrera por la Presidencia del Eurogrupo, puesto para el que ha sido elegido su rival irlandés, Paschal Donohoe, depara un nuevo escenario político en España en el que toma fuerza el ala podemita del Gobierno, contenida hasta ahora por la ortodoxia presupuestaria de la vicepresidenta económica, que en numerosas ocasiones se ha impuesto a las aspiraciones de Unidas Podemos. Especialmente relevante es el horizonte en materia tributaria: al no estar Calviño al frente de los ministros de Economía del euro y no tener España que desarrollar la tarea ejemplarizante en materia fiscal que se supone para ese puesto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene vía libre para abordar las subidas fiscales que pretende abordar pese al rechazo europeo.
Una reforma tributaria, la que pretende Sánchez, que incluye no sólo subidas sino también nuevos impuestos, como recientemente propuso públicamente el presidente del Gobierno en contra de las recomendaciones del Banco de España, de los economistas más relevantes y de las líneas de acción de la propia UE, cuyo consenso es aparcar las subidas impositivas a 2022, cuando la recuperación económica sea plausible. Concretamente, Sánchez contempla una subida del IRPF a las rentas altas, un aumento del tipo del Impuesto de Sociedades para las grandes corporaciones, un alza de los Impuestos Especiales y medioambientales, y aumentos en Patrimonio, entre otros.
Calviño no sólo se jugaba el liderazgo del Eurogrupo durante dos años y medio, sino ganar ascendente en el Gobierno para detener proyectos del socio de coalición, Unidas Podemos, como la llamada tasa Covid pretendida por Iglesias para grandes patrimonios. Simultáneamente, el Ejecutivo de coalición sin un papel de Calviño más preponderante en Europa, se escora más hacia propuestas de la formación morada que elevan sistemáticamente el gasto público, como el ingreso mínimo vital (IMV), las nuevas peonadas, o el blindaje de las pensiones y la Sanidad, que exigen, además, subidas de impuestos para ser financiadas.
Y la situación no sólo afecta en clave nacional y al bolsillo del ciudadano, sino también en clave comunitaria, dado el repudio europeo -reflejado en la votacion- a Gobiernos en los que se integran partidos de corte antieuropeísta, como ya sucediera con la Syriza de Alexis Tsipras y su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis.
Desde el brote de la pandemia en nuestro país, se han sucedido numerosos desencuentros entre Calviño e Iglesias en las reuniones de Consejo de Ministros: desde el rechazo de la vicepresidenta a la voluntad podemita de nacionalizar eléctricas y medios de comunicación -al inicio del estado de alarma- a las discrepancias por las desescalada o las moratorias de hipotecas y alquileres, pasando por la confección y activación de la renta mínima.
Si bien es cierto que la ortodoxia económica que propugna la también ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha solido ganar esas batallas internas en el Ejecutivo de coalición, la derrota en la votación priva a su papel de parte del elemento moderador que exigía el liderazgo del Eurogrupo, con mayor énfasis en las directrices europeas y la exigencia aparejada de una mayor tarea ejemplarizante ante los socios comunitario y que hubiera desbaratado el plan de Sánchez de abordar inmediatamente una subida fiscal, en contra de las evidencias de pasadas crisis que demuestran que las alzas tributarias no logran incrementar correlativamente la recaudación y frenan la actividad económica, como sí han entendido economías con la alemana, la italiana o la británica, que han impulsado bajadas impositivas para contener la sangría del PIB, dato en el que España apunta al peor registro de toda la UE, junto con Italia.
Las subidas de impuestos no logran alzas de la recaudación mientras deprimen la actividad. Son contraproducentes, coinciden los expertos consultados con elEconomista, en la línea que defienden las instituciones comunitarias, que tratan de no repetir los errores de la Gran Crisis. "Dada la elevada incertidumbre que rodea el pronóstico para 2021, es prematuro evaluar la postura fiscal para ese año. La postura fiscal adecuada para 2021 dependerá de manera crucial de las perspectivas macroeconómicas", aseguran las recomendaciones de la Comisión Europea.
En cualquier caso, los expertos consultados por este diario no creen posible que Sánchez pueda abordar la reforma fiscal que anunció hace unos días "en las próximas semanas", ya que sólo existen datos de recaudación tributaria hasta mayo, por lo que habrá de basarse en meras proyecciones, alteradas por la pandemia, y que una reforma global de la normativa tributaria exige una larga reflexión amén de una prolongada tramitación parlamentaria, explican.
Una recuperación rápida, robusta, inclusiva y sostenible
En Barcelona, en una videoconferencia horas antes de la reunión del Eurogrupo, la ministra Nadia Calviño hizo un llamamiento a la colaboración institucional de todas las Administraciones españolas y los sectores económicos para incentivar la recuperación económica y que ésta sea "rápida, robusta, más inclusiva y sostenible", afirmó.
Calviño insistió en que "es el momento de remar todos juntos en la misma dirección" durante su intervención en la firma del acuerdo del Patronato de la Mobile World Capital y GSMA, la patronal organizadora del Mobile World Congress, para que el evento se celebre en Barcelona hasta 2024. La vicepresidenta económica recalcó el compromiso firme del Gobierno con el Mobile desde su primera edición. Un congreso que, dijo, "posiciona a España como un referente global en las TIC".
La ministra también subrayó el papel de tractor económico del certamen que ha impulsado a Barcelona como la ciudad de las nuevas tecnologías, el emprendimento y como "uno de los motores fundamentales de la economía del país". Calviño recogió una petición que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, lanzó en su intervención en el acto. Colau valoró las medidas económicas y sociales del Gobierno y reivindicó a las ciudades como ejes para contribuir a la recuperación económica de España.