Economía

Los orígenes medievales de la Nueva Liga Hanseática: la alianza que no quiere ver a Calviño al frente del Eurogrupo

  • La Liga Hanseática cooperaba para dar un mayor impulso al comercio
  • La Nueva Liga Hanseática pone el foco en el comercio y la 'austeridad'
  • Este grupo de países del norte no quiere que Calviño lidere el Eurogrupo
Casas de la Liga Hanseática en el río Motlawa, Gdansk (Danzig), Polonia. Foto de Alamy

Dicen que la historia siempre se repite. La Nueva Liga Hanseática, formada por ocho países del norte de Europa en 2018, puede ser una buena prueba de ello. Hace más de 650 años, a mediados del Siglo XIV, se fundó la Liga Hanseática (1356-1358), dando lugar a una organización de heterogéneos comerciantes, cuya cooperación ya venía de lejos pero sin estructura formal. Esta alianza estaba formada por un grupo de ciudades, con costa en su mayoría, de diferentes países del norte de Europa, que ya llevaban años trabajando juntos, y que con su unión oficial crearon lo que algunos han catalogado como la primera 'Unión Europea'. Sin embargo, esta 'renacida' organización parece estar levantando más obstáculos que otra cosa cada vez que Europa intenta progresar en su integración. En los últimos días, este grupo de países ha vuelto al foco por su firme oposición a la candidatura de Nadia Calviño, vicepresidenta Económica del Gobierno de España, al liderato del Eurogrupo.

Aunque han pasado siglos, una buena parte de los intereses de la clásica Liga Hanseática parecen mantenerse en la 'nueva', creada hace dos años por los ministros de Finanzas (esto ya deja entrever por dónde van los tiros) de Dinamarca, Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia, Lituania, los Países Bajos y Suecia. Estos países defienden el libre comercio y el libre movimiento de capitales dentro de Europa, para vender sus bienes y servicios sin trabas. Sin embargo, muestran ciertas reticencias a la hora de avanzar en la integración europea, la entrega de soberanía y, sobre todo, cuando llega el momento de aportar dinero al 'fondo común'. Por ello, no ven con buenos ojos el posible desembarco de Nadia Calviño como 'capitana' del Eurogrupo, más cercana a las posiciones integradoras de Macron y de un presupuesto europeo más fuerte. Analizando los orígenes de la Liga Hanseática se entiende mejor qué tipo de Unión Europea quieren estos países. 

Unos orígenes medievales

La Liga Hanseática (Hanse, como autodenominaban) fue una confederación comercial y con objetivos defensivos formada por varios gremios mercantiles de ciudades al noroeste, centro y este de Europa. En varias décadas pasó de estar formado por unas pocas ciudades del norte de Alemania (alrededor del año 1200), a dominar el comercio marítimo al norte de Europa durante tres siglos. Los territorios de la Hanse (que en alemán quiere decir guilda o corporación de mercaderes) iban desde el Báltico hasta el Mar del Norte, llegando a ciudades del interior.

"El comercio en el norte de Europa durante los siglos XIV y XV, y en parte también en el siglo XVI, estuvo dominado por los comerciantes de la Hanse. Geográficamente, cubrieron con su comercio el área que se encuentra entre Londres y Brujas en el oeste, Bergen (Noruega) en el norte y Novgorod (Rusia) en el extremo noreste, un área con un diámetro de aproximadamente 3.500 kilómetros entre los puntos occidental y oriental. Los comerciantes hanseáticos funcionaron como mediadores comerciales de pieles, cera, madera y granos desde el este al oeste, telas y artículos de lujo de desde el oeste al norte y al este, y bacalao seco y arenques que iban desde el norte a todas partes", según revela un documento publicado por la Universidad de Helsinki escrito por los profesores Ulf Christian Ewert y Stephan Selzer.

Estas grupos de comerciantes establecieron la liga para proteger los intereses económicos y los privilegios diplomáticos de los gremios en sus ciudades y países afiliados. Además financiaban de forma conjunta la protección de las rutas comerciales que usaban sus mercantes. Aunque las ciudades hanseáticas compartían algunos aspectos legales y sus ejércitos para para protegerse y ayudarse de forma mutua, la organización no era un estado, ni podría llamarse una confederación de ciudades-estado, simplemente era un elenco de diferentes ciudades que tenían intereses económicos y estratégicos comunes, pero que dentro de la liga disfrutaban de total autonomía y libertad. La sede o capital de esta agrupación estaba la ciudad de Lübeck, al norte de Alemania. Hamburgo, uno de los principales centros de mercancías marítimas en la actualidad gracias a su gran puerto, era una de las ciudades más importantes de la Liga Hanseática.

En hanse.org, una fundación cultural que promueve los valores y la historia de esta antigua alianza, explican que esta alianza estaba participada por ciudades alemanas, suecas, estonias, letonas, lituanas, holandesas, noruegas, alguna belga, británicas y rusas. En su web aseguran que La Liga estaba gobernada democráticamente por una Dieta (Hansetag), formada por delegados de las ciudades miembros, pero que no logró crear un gobierno centralizado, lo que pudo ser definitivo para su colapso final. Era complejo llegar a acuerdos entre tantas ciudades con derecho a voto, por lo que al final una buena parte de los acuerdos quedaban reducidos a meras recomendaciones.

Escudo de la Liga Hanseática. Alamy

"La Liga Hanseática no se consideraba una comunidad política ni un poder territorial estatal con su propio ejército o flota y un flujo regular de ingresos. Tampoco podría actuar como una entidad legal. La única institución común, la Hansetag, tuvo lugar con poca frecuencia, y no todas las ciudades miembros participaron", escribe Margrit Schulte Beerbühl, profesora de la Universidad de Düsselforf en un documento publicado por European History Online.

Este sistema puedo acelerar el fin de la alianza. La desintegración, que tuvo lugar en los albores del siglo XV, se aceleró por la consolidación de Estados soberanos en Europa, que tenían un mayor poder militar y de reclutamiento, sobre todo a partir del avance de la marina británica, que aglutinó el poder en los mares. La confrontación entre la Liga e Inglaterra ocasionó la captura de decenas de navíos hanseáticos por los ingleses en 1589. La guerra de los Treinta Años (1618) fue un golpe casi mortal para la organización. Hacia 1630, sólo Lübeck, Bremen y Hamburgo seguían integrando la Liga, según la enciclopedia Ancient History.

El renacimiento de la Hanse

Han pasado cientos de años desde entonces, pero la Hanse ha renacido para intentar cambiar Europa desde dentro. El comercio y la economía sigue siendo lo más importante para estos países (como lo era en el pasado), que buscan expandir sus bienes y servicios por el amplio mercado europeo (la mayor parte de ellos gozan de grandes superávits comerciales), mientras que el proyecto integrador (que entraña compartir riesgos y soberanía) no les resulta agradable, y por ello quieren evitar que Calviño llegue a liderar el Eurogrupo, según fuentes comunitarias han develado a Europa Press.

La Nueva Liga Hanseática o Hanse nació en febrero de 2018 con la firma simbólica de los ministros de finanzas de Dinamarca (era enemigo de la Liga Hanseática clásica, hoy aliado), Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia, Lituania, los Países Bajos y Suecia de un documento o carta de dos páginas que expone los puntos de vista y valores compartidos de los países sobre la arquitectura de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea (UEM). Y por supuesto, el nombre elegido es en honor a la 'verdadera' Liga Hanseática, pese a que Alemania no se encuentra entre los países de esta nueva alianza.

La Nueva Liga Hanseática busca la cooperación de estos Estados que por sí solos tienen poco peso en la UE (como recordó Calviño en 2018, algo que no les sentó muy bien), pero que entre todos acumulan un PIB que supera los 2 billones de euros, casi dos 'Españas'. Aunque se declaran europeístas, están frontalmente en contra de las ideas integradoras que defienden presidentes como el francés Emmanuel Macron y que podrían estar apoyadas por gobiernos como el de España. Además, estos estados son fiscalmente conservadores y defienden la consecución de superávits fiscales durante los ciclos expansivos, a la vez que apuestan por las reformas estructurales más que por las ayudas directas entre países. También defienden un mercado único europeo más desarrollado, particularmente en el sector de los servicios (es decir, la llamada 'Unión de los Mercados de Capitales') y la creación de un fondo monetario europeo que pueda ofrecer ayuda financiera a los países que lo necesiten, pero siempre en forma de préstamos.

El comunicado que hicieron público en 2018 aboga por un mayor consenso en lugar de la aprobación de ciertas medidas que salen adelante mediante sistemas de mayoría cualificada, que tienen en cuenta la población y solo requieren el voto favorable del 55% de los miembros. "Primero, creemos que las discusiones sobre el futuro de la unión monetaria deben tener lugar en un formato inclusivo. La cooperación europea se basa en fuertes valores compartidos, entre otros el valor de la inclusión. La unidad es un activo clave para el resto de la UE-27 y debe protegerse. El futuro de la UEM (cuestiones fiscales, estructurales, financieras, institucionales, etc.) es relevante para todos y, por lo tanto, debe ser discutido y decidido por todos. Las nuevas iniciativas de la UEM deberían estar abiertas de forma voluntaria a países no pertenecientes a la zona del euro en condiciones equivalentes".

Defensa de la 'austeridad'

"En segundo lugar, una UEM más fuerte requiere, ante todo, acciones decisivas a nivel nacional y el pleno cumplimiento de nuestras normas comunes. Comienza con la implementación de reformas estructurales y el respeto del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, construyendo amortiguadores fiscales en los presupuestos nacionales para dar cabida a las políticas fiscales nacionales, tanto de estabilización automática como posiblemente discrecional, para suavizar las recesiones económicas. Esto garantizaría una unión monetaria robusta con una mejor estabilización, resistencia y estructuras de sonido, así como una mejor convergencia. La UE debería hacer uso de los marcos fiscales, económicos y financieros reforzados ya existentes, para ofrecer resultados concretos a los ciudadanos europeos en términos de estabilidad, empleo y crecimiento.

"Con vistas al futuro, es esencial que hagamos todo lo posible para fortalecer la estabilidad económica y financiera y recuperar la confianza del público. Una mayor profundización de la UEM debería hacer hincapié en el valor añadido real, no en la transferencia de competencias de gran alcance al nivel europeo", reza la misiva. Estos países quieren gozar de todos los beneficios del libre comercio y del libre movimiento de capitales, pero sin entregar una mayor parte de la soberanía a las instituciones europeas. También abogan por la finalización inmediata de la unión bancaria.

Una buena parte de su argumentario choca con lo que está ocurriendo en la Unión Europea en los últimos meses, sobre todo lo relacionado con el fondo de recuperación y las ayudas directas a los países del sur. Algunas fuentes diplomáticas de la UE, citadas por el diario Financial Times, aseguran que la figura de Calviño resulta "polarizadora" entre los ministros de Finanzas de la Eurozona, por lo que tendrá que luchar por superar a la Nueva Liga Hanseática y sus aliados del Este de Europa (la República Checa y Eslovaquia suelen apoyar a la Liga). Por el contrario, entre las bazas a su favor jugará que Olaf Scholz, el ministro de Finanzas socialdemócrata de Alemania, aparece como un aliado de la española, descolgándose (como alemán) de sus históricos compañeros de la Liga Hanseática.

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