El presidente del Gobierno tiene estos días la difícil tarea de postular a su vicepresidenta económica a la Presidencia del Eurogrupo -dadas las enormes posibilidades que dan las quinielas institucionales a Nadia Calviño- y, en este cortísimo periodo de tiempo, asumir que la decisión conlleva que su política presupuestaria se verá sometida a mayor austeridad.
Y esto significa duros reajustes y reformas que no estaban en la agenda gubernamental antes de la llegada del Covid-19 (fuentes de Hacienda confirman a eE que "tienen intención" de presentar las Cuentas Públicas antes del 1 de octubre).
Se trata, por tanto, de rígidos ajustes, que podrían llegar a durar un mínimo de tres años, que es el ciclo que tardaría Calviño en defender su candidatura en Europa, ganarla el 9 de julio, y una vez elegida oficialmente, suceder al ministro portugués Mário Centeno y, finalmente, desarrollar su programa durante dos años y medio.
Extraoficialmente, el cargo implica rigor en las Cuentas Públicas, reajustes, reformas y recortes del gasto
El futuro cargo de Nadia Calviño al frente de la coordinación de las políticas económicas de los estados miembros, con el objetivo de perseguir un crecimiento más sólido -como rigen los principios del Eurogrupo- no lleva adherido al puesto, al menos de manera oficial, más requisito que ser ministro de un estado miembro, su experiencia y su extenso y respetado currículum en los órganos bruselenses.
Extraoficialmente, sin embargo, implica una actuación ejemplar y modélica, reformas, políticas de consolidación fiscal y el temible término de recorte del gasto público, algo de lo que huye despavorido el Gobierno de Pedro Sánchez, que teme que su política se acabe pareciendo por necesidad impepinable más a la crisis de 2008 (con recortes y más impuestos).
El dilema
El dilema al que se enfrenta el dirigente socialista -que estos días anda mezclando políticas anticíclicas con reajustes-, es complicado. Por un lado, más Europa y la defensa de dirigentes españoles en las instituciones -dando por hecho que eso arrastra una mochila de fuertes compromisos, máxime cuando la OCDE nos acaba de decir que España encabeza el desplome mundial de la economía y nos orienta hacia un camino de más pactos entre las grandes fuerzas políticas, ampliación de la reforma laboral y control del gasto y deuda pública-. Y, por otro, renunciar a postular a la vicepresidenta en el Eurogrupo para orillarse al ala podemita del Gobierno. Por cierto, bastante contrario a los principios económicos de Nadia Calviño. Los podemitas sienten poca química por la vicepresidenta tercera, hasta el punto de preguntarse, con desdén, si es que ésta ya ha sido elegida presidenta del Eurogrupo.
En manos del presidente
La elección de la candidatura de Calviño va a ser un punto de inflexión en el Ejecutivo progresista. De ganar la vicepresidenta la responsabilidad de dirigir el Eurogrupo, la titular de Asuntos Económicos y Agenda Digital se convertirá en auténtico contrapoder de Sánchez e Iglesias, lo que servirá para medir la paciencia de líder de Unidas Podemos dentro del Gobierno, sin descontar que puede acabar provocando unas elecciones generales, en el caso de que Moncloa no reedite las flamantes alianzas que mezclan al clásico socio del PNV, con el emergente aliado de Ciudadanos, más una abstención del PP.
Hasta que llegue la presentación o no de Calviño, fuentes de Moncloa valoran del mismo modo a la titular económica que a González Laya y Duque -que también aspiran a cargos en instituciones internacionales-. De todos señalan que "es un orgullo ser estimado de esta manera, porque demuestra que este Gobierno suma perfiles con mucha capacidad, mérito y reconocimiento, y desprende mucha confianza en la capacidad de cada uno de sus miembros".
Preguntada la vicepresidenta Calviño por el puesto al que aspira y que promocionan Alemania e Italia, con el posible apoyo de Francia -frente a candidatos como el luxemburgués Pierre Gramegna y el irlandés Paschal Donohoe-, la española recordó que su candidatura está en manos de Sánchez, que es quien define la política internacional. En cualquier caso, valoró que "el papel de España ha sido reconocido en las instituciones y este reconocimiento puede explicar que se esté hablando de un candidato español".
Más control del gasto público
Apenas unas semanas atrás, Nadia Calviño enviaba un claro mensaje a la Unión Europea anunciando recortes que bien podrían apoyarse en las evaluaciones de control del gasto público hechas por la AIReF. Además, la vicepresidenta daba a conocer un paquete de reformas y no más carga impositiva que los tributos hasta ahora conocidos, y desde luego, bien lejos de la tasa a las grandes fortunas o de la derogación íntegra de la reforma laboral de 2012. En esa línea, pero con menos profusión, el presidente del Gobierno admitió este miércoles en el Parlamento que, con un aumento del déficit y una pérdida del PIBdel 10% harán falta reajustes.