Los problemas se acumulan en el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE). Tras el atasco de las prestaciones por los ERTE, un grupo de cerca de 1.000 trabajadores (993) se han agrupado en la plataforma no sindical Movimiento SEPE y ya han amenazado con una huelga dentro del organismo, un extremo que desde el sindicato de funcionarios CSIF no contempla por el momento.
"Movimiento SEPE ha llegado para quedarse, es el resultado de años de vetos y agravios, de carencias y desencantos, de un descuido permanente y consentido por parte de todos los responsables que hemos tenido". Esta es la carta de presentación de unos trabajadores que denuncian que este organismo ha estado olvidado y "es hora de reconocerlo y trabajar para salir de la esta situación de precariedad en la que nos mantienen".
"No nos vamos a cansar como dicen por ahí. Ya estamos cansados y por eso estamos aquí", reivindican estos empleados, que representan al 12,5% del SEPE. Estos trabajadores explican que como en cada una de las crisis precedentes, los funcionarios de este organismo "hemos hecho gala de nuestro sentido de la responsabilidad y nuestra vocación de servicio público".
En esta ocasión, en el marco del aluvión de Expedientes de Regularización de Empleo Temporal (ERTE) a causa de la pandemia del coronavirus, han hecho jornadas maratonianas, de seis de la mañana a nueve de la noche, de lunes a sábado, festivos incluidos. E incuso, "aprovechando los domingos para realizar otras tareas complementarias al reconocimiento de prestaciones". Esta escena ha sido confirmada por la propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en varias ocasiones.
Ahora, detallan desde Movimiento SEPE, una vez atendida la situación de necesidad de la gran mayoría de usuarios cuyos empleos se han visto afectados por la crisis del covid-19, ya que según las cifras oficiales se han reconocido ya el 99,5% de los Ertes, y tras el sobreesfuerzo realizado hasta ahora por la plantilla, comunican que pasarán a cumplir el horario establecido.
Una trabajadora del SEPE, que pide permanecer en el anonimato, ha explicado a elEconomista.es que el problema que existe en el organismo es que la mayoría de las personas que están tramitando prestaciones son auxiliares que deberían estar simplemente mecanizando datos y no interpretando normativa para aprobar o denegar una prestación.
"Esa labor pertenece a los técnicos, pero desde hace años tenemos un déficit brutal de plantilla y en una oficina de diez personas, como mucho hay uno o dos técnicos, por lo que los auxiliares, sin cobrarlo y por responsabilidad, asumen esas funciones, para que todo el mundo pueda cobrar la prestación a la que tiene derecho", lamentan al funcionaria.
Los funcionarios del SEPE también han puesto el grito en el cielo ante la apertura de las oficinas sin las medidas de prevención adecuadas para proteger su salud y garantizar su seguridad. Y es que, según denuncian, el malestar de algunos afectados por los ERTE, que en muchos casos han sufrido retrasos en el cobro de la prestación, ha generado amenazas telefónicas, vía redes sociales e, incluso, de manera física "dejando heces en las puertas de nuestras oficinas".