
España mantendrá su dependencia del Banco Central Europeo (BCE) para financiar su economía pese a las ayudas del fondo de reconstrucción que estudia la Comisión Europea. El BCE será indispensable en la crisis del coronavirus Covid-19 y se mantendrá como la principal fuente de financiación de España con sus programas de compra de deuda.
Las previsiones macroeconómicas del Gobierno, incluidas en el Plan de Estabilidad enviado a Bruselas, ponen de manifiesto que el Ejecutivo necesitará entre renovación y nuevas emisiones de deuda alrededor de 300.000 millones de euros. Además, si se aceptan las previsiones del ejecutivo, que estiman una contracción del PIB del 10% -la mayoría de analistas estiman que la caída será aún mayor-, esas necesidades financieras se elevarían a 350.000 millones de euros.
El fondo de reconstrucción que prepara Bruselas prevé solo 144.000 millones de euros para España. "Esta cantidad es muy modesta", señalan los especialistas de Freemarket en su último informe. "No constituye un fondo abierto y ampliable, sino un mecanismo de financiación que levanta un volumen determinado de recursos y los distribuye entre sus beneficiarios hasta que aquellos se agoten", explican. "No es pues un programa permanente, sino temporal, acotado en el tiempo y con una cuantía de fondos limitada", añaden.
Por su parte, de acuerdo con su mandato y la ampliación de su margen de actuación, el BCE sólo puede reinvertir o comprar hasta 150.000 millones de bonos soberanos español al año. Esto significa que restarían por financiar alrededor de 250.000 millones de euros en las cuentas españolas.
En el supuesto de que España recibiera finalmente los 144.000 millones de Bruselas y destinarlos fondos a cubrir las necesidades financieras del Estado durante los próximos cuatro años, ello se traduciría en un montante de 36.000 millones de euros al año. Los analistas de Freemarket destacan que "esto significaría que el Gobierno debería colocar a alguien unos 114.000 millones de euros con unas necesidades de financiación de 300.000 millones, que con 350.000 millones de necesidades financieras serían 164.000 millones". A su juicio, esto parece "extremadamente improbable" dada la situación de los mercados, la coyuntura española y la política económica en curso.
Los analistas creen que la ayuda europea irá ligada a ajustes macro y microeconómicos
Los economistas destacan que el fondo de recuperación de Bruselas no es una mutualización de deuda en el sentido de establecer un mecanismo que permita utilizar bonos europeos como un medio de financiación regular. Los especialistas subrayan que es un medio puntual y extraordinario de suministrar liquidez con un período de duración de cuatro años.
Freemarket considera que la propuesta de la Comisión Europea sufrirá modificaciones sustanciales en la reunión del Consejo Europeo para aprobarla. A su juicio, "es impensable" que el fondo no se vea acompañado por medidas de condicionalidad macro y microeconómica. En concreto, asegura que Bruselas exigirá la elaboración de planes de consolidación fiscal a medio plazo que resulten creíbles y por la introducción de agendas de reforma estructural.
Más dinero del supervisor
El BCE anunció el jueves un aumento del programa de compras contra la pandemia (PEPP) de 600.000 millones de euros, hasta un total de 1,350 billones. Los analistas preveían un aumento de entre 300.000 y 500.000 millones
El temor a la deflación ha sido el detonante para que el BCE aumentara su programa de compra de bonos de emergencia, según el responsable de la política monetaria y Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. "Los riesgos de deflación han aumentado y esa es una de las razones por las que el Banco Central Europeo está tomando las medidas que está tomando, para asegurar que el riesgo no se materialice", señala Hernández de Cos en una entrevista con Bloomberg News en Madrid. "Estoy entre los que piensan que esta crisis es esencialmente desinflacionaria, en el sentido de que algunos de los problemas que tuvimos con la baja inflación se están acumulando", apunta.
Así, Hernández de Cos destaca el temor de que la pandemia del coronavirus pueda llevar a la Eurozona a una espiral similar a la de la depresión, con una caída de precios y salarios, si no se contrarresta el golpe a la economía.