
Banco Sabadell seguirá mejorando sus beneficios este año. Esta idea es compartida entre la propia entidad y los analistas –tanto en el conjunto del consenso como de forma individual–. En cambio, en lo que pasará con las cuentas de la entidad que encabezan Josep Oliu y César González-Bueno a partir de 2025 es donde empiezan las diferencias. Los analistas, tal y como se puede ver en el gráfico, estiman que este año se alcanzará el pico tanto de beneficios como de margen de intereses, y a partir de entonces estas cifras comenzarán a caer. En cambio, desde el propio banco han empezado a guiar la idea de que 2025 también será un buen año para la entidad, en parte, por el resurgimiento definitivo de las cifras de su filial británica, TSB, gracias al proyecto Caterpillar –oruga, por su nombre en inglés–.
"Los ingresos totales deberían ser positivos el próximo año", señaló el director financiero, Leo Alvear, en una reunión con analistas para presentar los resultados del primer trimestre. "Creemos que los préstamos pueden crecer un poco", detalló después para indicar que la relajación en la retribución de los depósitos como consecuencia de la bajada de tipos también ayudará a que el ingreso neto se mantenga o incluso llegue a subir. En el lado de los costes, la entidad reiteró su compromiso con el "control".
Al mismo tiempo, Sabadell ha seguido reduciendo su sensibilidad a la bajada de los tipos, aumentando la parte de su cartera ALCO –bonos soberanos–. Con todos estos datos, el propio César González Bueno señaló en la misma llamada que "dadas las tendencias actuales" y las perspectivas del negocio, "vemos la rentabilidad sobre el capital tangible mejorando aún más en 2025".
'Caterpillar' en TSB
La baza que jugará el resultado de TSB es fundamental para entender los números que maneja el banco. "Todo este tiempo hemos defendido TSB porque pensamos que está todavía lejos de su potencial y la estructura de caterpillar hace que no se noten todos los beneficios del aumento de los tipos de interés a corto plazo, sino que reparte esa ventaja en el tiempo". Así defendía hace unas semanas el propio González-Bueno el impacto positivo que supondrá la filial británica del banco para estabilizar sus cuentas en los próximos años. Y esta es, precisamente, según señalan fuentes al tanto de estos movimientos, una de las razones clave por las que BBVA busca hacerse con su rival, asegurando una parte de sus cuentas de los vaivenes que puedan sufrir los tipos de interés en el corto-medio plazo.
La entidad tiene unos 22.000 millones de cartera de crédito en el país con un swap –derivado financiero– a cinco años que se revaloriza alrededor de una quinta parte cada año con la subida de tipos que comenzó hace algo más de año y medio. Esto supone un reprecie de algo más de 4.000 millones cada año teniendo en cuenta que ahora esta parte de la cartera está al 1,5%.
En 2022, debido a que el tamaño de la cartera se redujo, solo se revalorizó la mitad de lo que debería, es decir, unos 2.000 millones de euros. En este sentido, desde la entidad calculan que en los próximos cuatro años se verá el reprecie total de la cartera, consiguiendo un impacto positivo de entre 350 y 400 puntos básicos. El primer impacto, y el más pequeño, será en este 2024, si bien este se extenderá hasta 2027 por un importe de unos 500 millones.