
La banca mejoró un 14,54% la productividad de sus sucursales durante el pasado ejercicio gracias, sobre todo, al ajuste adicional aplicado en la red y el aumento del negocio gestionado. A finales de 2022, una oficina bancaria administraba de media 184,19 millones de euros en créditos y depósitos con clientes frente a los 160,81 millones contabilizados el año anterior y rebasaba en nada menos que un 55,5% los 127,45 millones contabilizados en 2020.
Son estimaciones del informe Pulso de la banca elaborado por Alvarez & Marsal donde toma el pulso a la industria a través del análisis de los ratios y magnitudes claves en las diez mayores entidades (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter, Ibercaja, Unicaja, Abanca, Kutxabank y Grupo Cajamar).
En una clasificación por entidades, el Santander lidera la posición, con 309 millones de negocio gestionado en cada sucursal; seguido por Bankinter, con 247 millones; y BBVA, con 212 millones.
El avance en productividad más notorio lo registraron, sin embargo, Unicaja, con un incremento del 29,7%, hasta los 134 millones, y CaixaBank, donde creció un 23,1% y situó el negocio administrado por sucursal en 169 millones.
En el resto de entidades el parámetro obtiene mejoras de entre el 3,3% de Ibercaja y el 12% en el Santander, con la salvedad de Abanca. Esta última entidad empeoró un 1% su productividad a pesar de menguar un 1,6% el número de oficinas después de completar la compra de Novo Banco España (el año anterior había integrado Bankoa y el negocio español de Caixa Geral, y en este 2023 ha completado la adquisición de Targobank).
Sinergias en fusiones
La significativa progresión en CaixaBank y en Unicaja se encuentra espoleada por las fusiones con Bankia y Liberbank, respectivamente, y las posteriores clausuras de sucursales redundantes como anteriormente ha ocurrido en procesos similares. "Los líderes del mercado están marcando cómo podría ser la sucursal del futuro. Se ve el recorrido que puede haber en ese ámbito", apuntó Eduardo Areilza, director sénior de Alvarez & Marsal, durante la presentación del informe.
La productividad es clave en un escenario con costes al alza porque quita presión al margen y favorece la rentabilidad. Su mejora en el último año, como en los anteriores, continúa explicándose en muy buena parte por los sucesivos cierres en la red de oficinas.
Las entidades prescindieron del 9,92% de su estructura comercial -el censo de locales pasó desde 15.320 a 13.800-, mientras que el negocio contribuyó con un incremento del 4,58% en los depósitos administrados (alcanzaron los 1,37 billones) y del 1,74% en la actividad crediticia en las entidades analizadas, hasta los 1,17 billones.
Durante el ejercicio, todas las entidades echaron la persianilla a oficinas en porcentajes de entre el 0,2% de Bankinter y el 29,7% de Unicaja o el 8,4% de KutxaBank si se aíslan los procesos de fusión.
Más banca digital con el Covid
El sector profundizó en la clausura de locales con la inercia aún del salto en digitalización experimentado por los clientes durante la pandemia del Covid-19, que ha permitido echar la persianilla a más establecimientos a medida que crecía el número de transacciones resueltas por canales alternativos y de, incluso, usuarios que ya solo operan online. El empuje ha sido tal que la banca ha adaptado los procesos para habilitar la contratación del grueso de productos a golpe de clic y la adopción de servicios nativos digitales.
A futuro, la convicción es que las entidades continuarán en esa dirección a medida que la visita a la sucursal pierda importancia entre los clientes, aunque reducir la densidad de red puede ser cada vez más difícil si los ahorros compensan menos y dependerá de la cobertura física territorial que cada banco decida mantener.
CaixaBank, por ejemplo, reivindica como estratégico mantener una profusa distribución comercial y cuenta, de hecho, con más del doble de locales que el segundo banco con mayor red (Santander, con 1.913).
Desde el récord de 2008, la banca ha reducido a más de la mitad la red de sucursales con fusiones y buscando mejorar el margen, sobre todo, cuando el escenario de tipos negativos y las crisis menguaron ingresos y resultados.
El pasado año todas, salvo el Grupo Cajamar, mejoraron el ratio de eficiencia en porcentajes que oscila entre el -0,16% en el caso de Abanca y el 10,75% del Sabadell tocando la tecla de los costes por un lado y empujando los ingresos por el otro.
Bankinter destaca, sin embargo, con el mejor desempeño en este parámetro, ya que sus gastos operativos apenas consumen un 44% de los ingresos. Al otro extremo queda Abanca, con un 67,3%. En el conjunto de las entidades el parámetro cae desde el 55,18% al 50,45% durante el ejercicio de la mano de un empuje del negocio y un esfuerzo en los costes. La tasa compara favorablemente con el 61,4% que mantenía de media la banca europea.
Mejorar la rentabilidad
A pesar de las incertidumbres que atenazan a la actividad económica y financiera, la banca parte de una posición "soñada desde hace tiempo" para comenzar a superar el coste de capital y alcanzar una rentabilidad de doble dígito este año. "Ya se empiezan a notar las subidas de tipos, el margen de eficiencia mejora en cinco puntos" y hay "un riesgo de crédito maravilloso: no hay morosidad y el coste de riesgo está a la baja", indicó el managing director y head de Alvarez & Marsal, Fernando de la Mora, al desglosar el informe.
La rentabilidad ha escalado al 8% y, según el estudio, "ya hay bancos que superan el coste de capital", si bien el mercado exige un 15% en ese parámetro. Los mayores inconvenientes del ejercicio serán el nuevo gravamen aprobado por el Gobierno y que detraerá un 4,8% de los ingresos bancarios, y una inflación que presionará en los márgenes vía costes.
Los expertos creen que la banca tendrá que empezar a retribuir los depósitos, pero se compensaría con el incremento de márgenes pendiente aún por el aumento progresivo de la cartera crediticia.
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