
La banca mejoró un 14,54% la productividad de sus sucursales durante el pasado ejercicio. Un porcentaje que se eleva hasta el 55,5% si la comparativa se hace respecto a 2020. Un primer análisis superficial puede llevar al error de considerar que esta ganancia se debe exclusivamente al cierre de sucursales realizado durante la pandemia, cuando la realidad es muy distinta.
Sin duda, los ajustes influyen, pero la clave está en la mejora del negocio con alzas en la gestión de créditos y depósitos por oficina. La mayor eficiencia es siempre necesaria en un sector tan competitivo como el bancario. Pero dicha estrategia es aún más importante es un escenario como el actual marcado por las subidas de precios, que aumenta los costes de los recursos propios de la banca.