
Desde que se liquidaran Silvergate Bank, Silicon Valley Bank (SVB) o Signature Bank, el mercado no ha dejado de evaluar hasta dónde pueden llegar los riesgos de contagio o hasta dónde alcanza la debilidad de la banca. Pese a los temores desatados a principios de mes, las actuales tensiones financieras son muy distintas a las de 2008. En esta ocasión, hay tres factores que han influido notablemente en el desarrollo de los acontecimientos (y que no tuvieron tanto peso entonces): las redes sociales, la tecnología y la regulación.
Desde el punto de vista de las plataformas, como Twitter, estas han contribuido a propagar y a ampliar la incertidumbre. Las redes sociales son un canal de comunicación de gran alcance y estas repercuten en la reputación de las empresas y la visión sobre las mismas. Asimismo, estas aplicaciones ponen en el foco temático lo que está sucediendo, lo que también impacta en la percepción de una situación.
"Con un par de tweets la caída de Silicon Valley Bank se ha producido de forma mucho más rápida que en cualquier otro momento de la historia", decía Jane Fraser, consejera delegada de Citi, en una comparecencia la semana pasada. "Las redes sociales son revolucionarias, son un punto de inflexión", añadía.
No es la única que destaca el enorme impacto que las redes están teniendo en las actuales turbulencias bancarias. "Es la primera crisis bancaria de la generación de Twitter", apunta Paul Donovan, economista jefe de UBS, a la CNBC. Desde su punto de vista, la reputación de una compañía es mucho más relevante que en el pasado y puede pesar más que otros factores racionales. Los casos vividos en los últimos días evidencian que estas herramientas de comunicación pueden generar situaciones de mayor debilidad.
En ese sentido, la presión a la que han estado sometidos los bancos ha sido enorme. First Republic Bank, salvado por los grandes de Wall Street y las autoridades, ha caído en bolsa un 90% en el último mes. Asimismo, en apenas días, las acciones de Credit Suisse se desplomaron y se fraguó el rescate de UBS. Y, aunque, de momento, se descartan riesgos en las entidades españolas, estas han estado sometidas a fuertes ventas en el parqué.
Al inconveniente de las redes sociales, se suma otro componente tecnológico: la facilidad para retirar los depósitos en apenas segundos. Con la implementación de la banca online, los clientes pueden acceder a sus cuentas desde cualquier punto y en cualquier momento. En caso de caos e incertidumbre, es sencillo cerrar una orden. Por eso, en minutos u horas, las firmas pueden sufrir importantes retiradas de efectivo. "En un par de clics puedes salirte", apunta Donovan. Por eso, las fugas de depósitos pueden ocurrir de manera muy rápida.
Aunque las redes sociales y la tecnología ayudan a que cualquier crisis pueda desarrollarse casi al instante, también hay más control que hace 15 años. A raíz de la crisis de Lehman Brothers, la Unión Europea ha reforzado la regulación bancaria, tanto mediante la supervisión como por los mayores test de estrés financiero. Asimismo, los requerimientos de capital son más elevados y el apalancamiento del sector es muy inferior al de entonces.
"No compro el argumento de que se esté construyendo un riesgo sistémico en el sector financiero", afirma Bob Parker, asesor de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales a la CNBC. Recalca que los problemas recientes han surgido en carteras específicas y en casos concretos, que no son extrapolables al conjunto de la industria. Una idea en la que también ha insistido Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), y que justifica en la diversificación de los depósitos en las entidades europeas y en la liquidez de las mismas.
Otra de las cuestiones que han pesado en esta ocasión es la falta de confianza que ha provocado fugas de depósitos y desequilibrios en los balances de los bancos. Sin embargo, si las dudas no se hubieran apoderado de los clientes de algunas entidades, estas habrían mantenido sus negocios. Por eso, no caer en el pánico y dar credibilidad al sector es relevante para contener más situaciones como las sucedidas.
La confianza es fundamental en las finanzas y, aunque no hay que ser complaciente, como señaló la semana pasada José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), la situación económica dista mucho de la de 2008.