Editorial
El Gobierno confía en que la deuda pública se sitúe en el 99,7% del PIB en 2017, frente al 100,1% en el que terminará este año. Se trata de un descenso reducido pero de gran valor simbólico. De hecho, distinguiría al próximo ejercicio como el primero en el que el pasivo público baja después de toda una década al alza. Ahora bien, existen factores que el Ejecutivo no ha incluido en sus cálculos y que pueden desbaratarlos.