
El auge del petróleo de esquisto (shale oil) estadounidense hizo caer los precios del barril en 2014. Ante la amenaza del fracking, la OPEP llenó el mercado de crudo para que los precios se desplomaran y obligaran a cerrar los pozos estadounidenses. La recuperación de los precios iniciada en mayo, y confirmada tras el acuerdo de noviembre del cártel de limitar la producción, ha provocado que se reabran 200 pozos de shale oil y se espera que en enero eleven la extracción.
La mejora tecnológica de los productores, capaces de ser ya rentables con un barril a 50 dólares, supone un freno para que aquél no supere el entorno de los 65 dólares. Eso sí, puede dejar en papel mojado, antes de lo previsto, el acuerdo de la OPEP y obligar al cártel a dar más pasos.