Mucho se ha hablado en los últimos meses de la importancia del éxito del 'shunto' japonés, la ronda anual de negociación entre empresarios y sindicatos para la revalorización salarial que finalmente se saldó con un acuerdo de subida media del 5,28% para 2024. El alza, el más pronunciado en tres décadas, es una de las razones que ha llevado al Banco Central de Japón (BoJ) a poner fin a más de siete años de tipos de interés negativos, con la esperanza de que los sueldos más altos impulsen la demanda interna y la inflación. Este triunfo del diálogo social tiene, sin embargo, una 'cara b' en el marco del mercado laboral, y es que la proporción de trabajadores que se beneficiará de las subidas es nimia.
