El S&P 500, uno de los índices de referencia en EEUU, repuntó un 4% en enero. Un avance que supera el 3% de su homólogo en Europa, el EuroStoxx 50, pero que supone gran parte de la rentabilidad que se espera en el año. De hecho, los analistas fijan una revalorización del S&P del 4,88% en el ejercicio sustentadas en el empujón de la tecnología y en una expectativa de tipos a la baja que Jerome Powell, el presidente de la Fed, se ha encargado de enfriar. Algo lógico habida cuenta del alto crecimiento del PIB estadounidense y, sobre todo, de la solidez del empleo. Una fortaleza del mercado laboral más fuerte de la esperada se traduce en incrementos salariales, lo que puede incentivar al consumidor estadounidense y deshacer la lucha de la Fed contra la escalada de los precios que arrancó en 2022. Ante este riesgo es comprensible que el banco central muestre cautela y que el mercado ya deje en cuatro el número de recortes de tipos esperado este año, cuando hace menos de dos meses anticipaba hasta siete.
