La inesperada aparición de la crisis del Covid-19 en 2020 obligó a los reguladores financieros a reaccionar con agilidad para garantizar el correcto funcionamiento del sistema bancario en unas circunstancias sin precedentes, enfocando su actividad en facilitar el apoyo de los bancos a las economías y posponiendo a 2021 la ejecución de otras iniciativas ya programadas. Así lo demuestran los objetivos estratégicos y las iniciativas recogidas en los planes de trabajo publicados por los principales organismos reguladores, tanto globales como de ámbito europeo.