Responsable de Sustainability Research de Lombard Odier

A medida que se ha ido consolidando una tendencia estable con respecto a la cuestión del cambio climático, el ritmo de los cambios físicos y políticos que afectan a nuestro entorno medioambiental y normativo puede haber cogido desprevenidos a muchos inversores. Esto plantea la duda no sólo de cómo afrontar la creciente incertidumbre, sino también de qué otros riesgos pueden estar al acecho.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) celebra este año su 26ª edición en Glasgow (Escocia). Aquí se reúnen jefes de Estado, responsables políticos y personalidades de todo el mundo para debatir los avances y las medidas de mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático. La COP26 es un evento importante, ya que ayuda a coordinar y concentrar los esfuerzos mundiales para prevenir y combatir las desastrosas consecuencias del cambio climático. En 2015, la COP21 nos dio el Acuerdo de París, con el objetivo declarado de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 °C respecto a los niveles preindustriales, y preferiblemente limitar el aumento a 1,5 °C. Desde entonces, casi todos los países lo han suscrito.

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