La entrada de inversores como Elon Musk con 1.500 millones de dólares, o de bancos de inversión como JP Morgan, Morgan Stanley o BNY Mellon -sin olvidar el anuncio de PayPal o Mastercard de que se podrá comenzar a utilizar bitcoins como medio de pago- han contribuido a revalorizar a la criptodivisa y a dotarla de mayor popularidad entre los minoristas, que han creído encontrar en ella un nuevo patrón oro al calor de las estratosféricas inyecciones de liquidez por parte de los bancos centrales.