El número de jóvenes en carreras STEM (aquellas orientadas a ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) ha disminuido significativamente, en comparación con los años e incluso con las décadas anteriores. Es cierto que el número de mujeres ha descendido drásticamente, pero no es una cuestión de sexo, o no exclusivamente. El problema es general y afecta a España y a Europa. No solo baja el número en el alumnado de este tipo de carreras, sino que, además, la tasa de abandono es mayor.