Profesor de Finanzas de OBS Business School
Renta variable | Blogtrade

Subidas de tipos de interés, tensiones geopolíticas, volatilidad en los mercados, disrupciones en las cadenas de suministros… Las economías mundiales se están enfrentando en la actualidad a una coyuntura compleja, en la que la incertidumbre y el cambio son las únicas constantes.

Desde hace algunos lustros el mundo occidental ha tenido un entorno donde el nivel de precios crecía de forma modesta, e incluso durante algunos años, en ciertos países, como España en 2014 o 2020, la inflación ha sido negativa.

Tras la fuerte contracción provocada por el Covid-19 a inicios-mediados de 2020, se produjo un debate sobre cómo sería la recuperación económica. Se debatía hace un año si la actividad económica tras la gran depresión sería en forma de “U, V, W, L” o el símbolo de Nike, donde tras una fuerte caída la recuperación es progresiva.

Históricamente, los mercados de valores han tenido una relación con los veranos que no ha estado exenta de sobresaltos. Son muchas las crisis que se han originado o que han tomado profundidad durante esta época del año. A modo de ejemplo podemos citar la crisis suprime (2007) y la de Lehman (2008). Remontándonos más tiempo atrás, ejemplos de las crisis veraniegas son la crisis asiática (1997) y la moratoria de pagos rusa con la quiebra de fondo LTCM (1998). Hay un dicho bursátil que es “sell in May and go away”, es decir, vende en mayo y vete. Las posibles explicaciones sobre este fenómeno bursátil son varias, por ejemplo el habitual menor nivel de liquidez en estas fechas, lo cual, en caso de existir algún evento negativo, puede provocar pérdidas de mayor calado.

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