Profesor de Liderazgo y Cambio Organizacional de la Escuela de Negocios IMD, Lausana (Suiza).
Michael Watkins

No es nuevo que al presidente de Estados Unidos Donald Trump no le gusten las malas noticias. Sin embargo, informaciones en los medios que hablan sobre su aversión por escuchar cualquier cosa que no tenga un "increíblemente genial" me han hecho reflexionar sobre el momento en el que los altos ejecutivos se encuentran en esa situación. Un artículo del Washington Post sobre la reacción de Trump al enterarse de que el número de asistentes a su toma de posesión era menor que el de Obama refleja muy bien esta dinámica.

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