Opinión
Vivimos en una era donde los negocios se mueven a una velocidad sin precedentes. La globalización, la digitalización y la interconexión de los mercados han cambiado la manera en que las empresas operan y toman decisiones. Sin embargo, la resolución de disputas comerciales internacionales no ha evolucionado con la misma rapidez. Mientras los acuerdos se firman en minutos y las inversiones se desplazan de un país a otro con agilidad, los mecanismos para solucionar conflictos aún dependen, en muchos casos, de procesos largos y costosos que no están alineados con las necesidades del mundo empresarial actual.