Desde que en julio de 2022 el Banco Central Europeo (BCE) anunciara la primera subida de tipos desde 2011, el volumen de transacciones de vivienda comenzó a ralentizarse, lo que generó algunas dudas en 2023 sobre la posibilidad de estar ante una posible corrección severa de volúmenes y precios. Entonces, las comparaciones con lo ocurrido en la gran crisis financiera de 2010 fueron inevitables y muchos pronosticaron un derrumbe de las transacciones y caída de los precios.