Opinión
La primera reunión de los líderes de EEUU y Rusia en ocho años ha sido decepcionante. Hubiera podido esperarse un relanzamiento de las deterioradas relaciones y un freno a la actitud agresiva rusa de los últimos años. No hubo nada de eso. Las declaraciones de Donald Trump y Vladimir Putin, tras dos horas de conversaciones a puerta cerrada, fueron más escuetas de lo habitual.